Como uno escucha y lee por ahí que a no pocas personas les resulta escandaloso que en Barcelona se celebren eventos como el Salón del Cine Erótico (algunos son los mismos que creen que si el Mobile World Congress cambiara de sede nos moriríamos todos de hambre, pobrecitos ellos), certamen cuyo vídeo promocional me parece fantástico, me permito un consejo para esos seres de piel tan fina e hipocresía elefantiásica: váyanse a vivir a Teherán. O, en su defecto, follen más. Es decir, follen algo.