NOW YOU SEE ME. 2013. 104´. Color.
Dirección: Louis Leterrier; Guión: Boaz Yakin, Ed Solomon y Edward Ricourt, basado en un argumento de Boaz Yakin y Edward Ricourt; Dirección de fotografía: Mitchell Amundsen y Larry Fong; Montaje: Robert Leighton y Vincent Tabaillon; Música: Brian Tyler; Diseño de producción: Peter Wenham; Dirección artística: Thomas Valentine (Supervisor); Producción: Alex Kurtzman, Bobby Cohen y Roberto Orci, para Summit Entertainment (EE.UU.).
Intérpretes: Jesse Eisenberg (J. Daniel Atlas); Mark Ruffalo (Dylan Rhodes); Woody Harrelson (Merritt McKinney); Isla Fisher (Hensley Reeves); Dave Franco (Jack Wilder); Mélanie Laurent (Alma Dray); Morgan Freeman (Thaddeus Bradley); Michael Caine (Arthur Tressler); Michael Kelly (Agente Fuller); Common (Evans); David Warshofsky (Cowan); José García (Ettienne Forcier); Jessica Lindsey, Caitriona Balfe, Stephanie Honoré, Stanley Wong, Conan O´Brien.
Sinopsis: Un agente del FBI persigue a una banda de magos, reclutada por un hombre misterioso, que aprovecha sus trucos para vaciar las cajas fuertes de los bancos.
El director Louis Leterrier se ha especializado en films de acción para el gran público, de guión escueto y mucha adrenalina, que por lo general han funcionado muy bien en taquilla. Es lo que ocurrió con Ahora me ves, película en cuya trama se mezcla el ilusionismo con los robos a gran escala, y que para mí reúne muchos de los grandes defectos del cine contemporáneo.
Ahora me ves es un aparatoso engendro, en el que se intenta conquistar al espectador por pura saturación. En primer lugar, de planos, pero sobre todo de movimientos de cámara: Leterrier tiene claro que para filmar la acción hay que marear al respetable con complicados desplazamientos del punto de vista, muchas veces innecesarios pero de lo más virgueros. Si tomamos por cierta la frase de Godard que dice que un travelling es una opción moral, y que por lo tanto los movimientos de cámara deben estar plenamente justificados, sólo podemos concluir que Leterrier es un director cinematográficamente inmoral. La cámara no para quieta, y Ahora me ves adopta la forma de un gigantesco videoclip, efectista pero vacío. O de un Brian de Palma con un ataque epiléptico. El esfuerzo por no aburrir es tan patente, que termina por agotar.
Tanta pirotecnia está al servicio de uno de los guiones más tramposos jamás filmados, en el que al final se salta sin rubor del «nada es lo que parece» al «os hemos estado tomando el pelo durante la primera hora y media de metraje». Dicho más brevemente, los autores del libreto confunden el ilusionismo con la pura y simple estafa. Al contrario que el espejo que oculta que la caja en la que el mago encierra al conejo nunca ha estado vacía, Ahora me ves es todo un (costoso) ejercicio de vacuidad. No es que la trama sea inverosímil, que lo es; lo grave es que su resolución cae en el absurdo presa de la más absoluta incoherencia. El film entretiene, si bien gracias a un sinfín de trucos muy aparentes a nivel visual, pero más bien torpes en lo narrativo. Para colmo, se abusa de la estridente música de un modo que no hace más que acentuar lo machacón de la propuesta.
El reparto, a priori uno de los puntos fuertes de la película, tampoco acaba de lucir al nivel que se espera. Mark Ruffalo es un muy buen actor, y lo demuestra, aunque ni él mismo parece creerse el giro final de su personaje. Jesse Eisenberg hace el mismo papel que le hemos visto siempre, pero de una forma más funcionarial que en sus trabajos más distinguidos. Woody Harrelson es el mejor intérprete del cuarteto de magos, y le ayuda su aire pasota, y Dave Franco e Isla Fisher están más para hacer bonito que para otra cosa. La francesa Mélanie Laurent queda de maravilla para la función ornamental, y parece ser buena actriz, pero sufre las carencias de un personaje en apariencia de armas tomar pero finalmente florero. Para darle lustre al asunto, dos veteranos actores de enorme prestigio, Michael Caine y Morgan Freeman, en esa clase de papeles show me the money en los que tantas veces malgastan su talento. Caine supera el desafío con esa tremenda habilidad suya para nadar con estilo incluso en aguas fecales; el desempeño de Freeman es algo más rutinario.
Película tan aparente como tramposa, tan entretenida como olvidable, Ahora me ves no le quita razones a quienes no quieran verla.