X-RATED: THE GREATEST ADULT MOVIES OF ALL TIME. 2015. 94´. Color.
Dirección: Bryn Pryor; Guión: Bryn Pryor y Paul Fishbein; Dirección de fotografía: Bryn Pryor; Montaje: Bryn Pryor; Diseño de producción: Kylie Ireland; Dirección artística: Andy Appleton; Producción: Paul Fishbein, para Plausible Films-Showtime Networks (EE.UU.).
Intérpretes: Chanel Preston (Presentadora); Georgina Spelvin, Marilyn Chambers, Nina Hartley, Jenna Jameson, Janine Lindemulder, Jesse Jane, Ron Jeremy, Brad Armstrong, Andrew Blake, Skin Diamond, Herschel Savage, Casey Calvert, Steven St. Croix, Evan Stone, Sharon Mitchell, Riley Reid, Veronica Hart, Richard Pacheco, Julia Ann, Paul Thomas, Mike Horner, Nic Cramer, John Stagliano, Manuel Ferrara, Eva Angelina, Jessica Drake, Kayden Kross, Allie Haze.
Sinopsis: Documental que repasa los grandes éxitos del cine pornográfico desde los años 70 hasta nuestros días.
Dicen que hay dos clases de espectadores de películas pornográficas: los que las ven, y quienes dicen no verlas. Sea como sea, las ingentes cantidades de dinero que mueve la industria del cine para adultos demuestran que el género puede ser ignorado, pero no es minoritario. Quien no lo crea así, sólo tiene que ver la importante influencia que la pornografía tiene en la cultura occidental desde hace unas décadas, ya sea en la publicidad, en la música pop o en el propio cine comercial. Calificadas X es un recorrido cronológico por las obras más emblemáticas del cine porno, comenzando, claro está, por la película con la que, parafraseando al filósofo catalán, empezó todo: Garganta profunda, con la que el cine sexualmente explícito, cuyo origen hay que buscarlo en la etapa inicial del séptimo arte, salió de las catacumbas y encontró su lugar en las salas de cine de todo el mundo.
No nos engañemos: la inmensa mayoría de las películas pornográficas tienen muy poco interés artístico (otra cosa sería el sociológico). Sin embargo, a lo largo de los años han aparecido un puñado de obras de calidad nada desdeñable, cuya vigencia en el tiempo se explica por haber sido capaces de ofrecer algo más que simple folleteo. Es más, durante la época dorada del cine pornográfico norteamericano, que se extiende, más o menos, a la década que transcurrió desde el estreno de Garganta profunda hasta el de Café Flesh, en 1982, entre los creadores del cine para adultos existía la intención de contar historias y de ofrecer algo más que sexo explícito. En Calificadas X no están todas las que son, ni son todas las que están, pero se revisan varios clásicos como Tras la puerta verde, El diablo en la señorita Jones, Paraíso porno o The opening of Misty Beethoven, con los testimonios de algunos de los protagonistas de aquella primera época, como Georgina Spelvin, Marilyn Chambers o Ron Jeremy, y la aparición de estrellas actuales del género explicando los motivos por los que les impresionaron esas películas. Las numerosas denuncias por obscenidad, el triunfo del conservadurismo a escala mundial, el SIDA y la casi generalizada adicción a las drogas imperante en el género provocaron un notable descenso, tanto en producción como en calidad, en los años 80, no tardando en imponerse el rodaje en vídeo a la filmación en 35 milímetros. El porno quedó relegado a las estanterías de los videoclubs, y resulta sintomático que en Calificadas X no se mencione ninguna película producida entre 1982 y 1989, pues fueron años de fuerte crisis, en parte solventados con la aparición en escena del rey del porno chic, Andrew Blake.
Calificadas X funciona muy bien como catálogo, pero no consigue (diría que ni siquiera lo intenta) ir más allá de la superficie, del listado (discutible por definición, pues faltan algunos clásicos norteamericanos, y no se menciona ninguna película de otra nacionalidad) de films emblemáticos para neófitos y curiosos. Falta, lo mismo en el relato que en los testimonios (con excepción de alguna que otra puya entre starlets, o de la sincera confesión de Manuel Ferrara respecto a sus nulas cualidades como actor), la profundidad que poseen tanto la magnífica Boogie nights como el libro El otro Hollywood. Eso sí, dada la temática, la cosa está muy lejos de aburrir, pero tampoco pasa de un grandes éxitos, interesante pero demasiado obvia. Y qué narices, a una película sobre el mundo del porno que no cuente con el testimonio de Rocco Siffredi siempre va a faltarle algo.