EL BOSCO: EL JARDÍN DE LOS SUEÑOS. 2016. 88´. Color.
Dirección: José Luis López Linares; Guión: Cristina Otero, basado en una idea de Reindert Falkenburg; Dirección de fotografía: José Luis López Linares; Montaje: Cristina Otero, Pablo Blanco Guzmán y Sergio Deustua; Música: Miscelánea. Piezas de Ólafur Arnalds, Jacques Brel, Arvo Pärt, Lana del Rey, Johann Sebastian Bach, etc.; Producción: Cristina Moñivar y Pilar Barbat, para Museo Nacional del Prado-López Li Films (España).
Intérpretes: Reinert Falkenburg, Cees Nooteboom, Salman Rushdie, Miquel Barceló, Michel Onfray, Laura Restrepo, Ludovico Einaudi, Albert Boadella, William Christie, Orhan Pamuk, John Elliot, Pilar Silva, Carmen Iglesias, Nélida Piñón, Max, Silvia Pérez Cruz, Xavier Solomon, Sophie Swartz, Alejandro Vergara, Isabel Muñoz .
Sinopsis: Análisis del tríptico El jardín de las delicias, de El Bosco, realizado por diversos personajes del arte y la cultura.
Con motivo del quinto centenario de la muerte de El Bosco, y de la retrospectiva que sobre el pintor holandés programó el pasado año el museo del Prado, vio la luz El Bosco: El jardín de los sueños, un documental, realizado por uno de los cineastas españoles más prestigiosos en este campo, José Luis López Linares, en el que se explica la génesis del cuadro y, sobre todo, se analizan las reacciones que éste provoca en los espectadores, tomando como punto de partida las opiniones de diversos expertos en pintura, historiadores del arte y personajes destacados del mundo de las letras, la música y las artes plásticas.
Muchos pueden pensar que un documental sobre un cuadro es sinónimo de aburrimiento. Por lo que a mí respecta, creo que nada que esté relacionado con El jardín de las delicias, una obra única en la historia del arte y una de las de mayor profundidad y carga simbólica de la pintura universal, puede ser aburrido. Ha pasado más de medio milenio desde la creación de este tríptico, y su encanto permanece intacto, rodeado de un halo de misterio que comienza por su propio autor, y que hace que la obra esté abierta a un sinfín de interpretaciones. Más que a explicar el cuadro, la película explora las reacciones que éste provoca en quienes en ella participan. La opinión de los intervinientes puede resultar más o menos enriquecedora para el espectador (aunque, para este bloguero, lo que puedan decir personas como Michel Onfray o Salman Rushdie siempre va a ser interesante), pero lo que de verdad importa es que el film, de gran belleza estética, permite acercarse al tríptico de una manera que, en las esporádicas, y casi siempre multitudinarias, visitas que uno pueda hacer al Museo del Prado, resulta casi imposible conseguir. Gracias a la tecnología, somos también testigos de las modificaciones que el propio autor introdujo en la obra hasta darla por concluida, y podemos estudiar por nosotros mismos los detalles de esta pieza artística inigualable. López Linares, cuya profesionalidad queda una vez más comprobada, acierta en la elección de las piezas musicales que acompañan el recorrido por la obra más célebre de Hyeronimus Bosch, y en proponer más que en explicar; tarea complicada, pues poco sabemos del autor y de la propia génesis de una obra (que en realidad, son dos, pues el tríptico cerrado muestra la creación del mundo) prodigiosa, de una riqueza artística y conceptual pocas veces vista, antes y después de la tardía Edad Media que la vio nacer. Paraíso, Tierra, Infierno. Imágenes oníricas de increíble fuerza. La obra de un genio, que esta película nos permite estudiar con detalle, de la mano de algunos personajes importantes en la cultura de nuestro tiempo. Un goce estético recomendable.