MR. TURNER. 2013. 149´. Color.
Dirección: Mike Leigh; Guión: Mike Leigh; Dirección de fotografía: Dick Pope; Montaje: Jon Gregory; Música: Gary Yershon; Diseño de producción: Suzie Davies; Dirección artística: Dan Taylor; Producción: Georgina Lowe, para Thin Man Films-Film 4-Untitled 13- France 3 Cinéma (Reino Unido-Francia- República Checa).
Intérpretes: Timothy Spall (J. M.W. Turner); Paul Jesson (William Turner, Sr.); Dorothy Atkinson (Hannah Danby); Marion Bailey (Sophia Booth); Karl Johnson (Mr. Booth); Ruth Sheen (Sarah Danby); Sandy Foster (Evelina); Amy Dawson (Georgiana); Lesley Manville (Mary Somerville); Martin Savage (Haydon); Richard Bremmer (George Jones); Niall Buggy (John Carew); Fred Pearson (Sir William); Tom Edden, Jamie Thomas King, Mark Stanley, Nicholas Jones, Clive Francis, Robert Portal, James Fleet, Patrick Godfrey, Karina Fernández, Sinead Matthews.
Sinopsis: Crónica del último cuarto de siglo de vida de Joseph Mallord William Turner, uno de los pintores británicos más importantes de la historia.
Cuatro años después de la notable Another year, el británico Mike Leigh volvió a la dirección con Mr. Turner, film biográfico sobre el pintor inglés de mayor repercusión a nivel mundial. La película, centrada en la última etapa vital del artista, fue bien recibida por la crítica y contribuyó a cimentar el prestigio de su director.
Cualquiera podría pensar que una película de dos horas y media centrada en la vida de un pintor (que no sea Van Gogh, se entiende) no va a ser el colmo del entretenimiento, y no pensaría mal. Mr. Turner es un film bien hecho y con varios puntos a destacar, pero se resiente de un metraje excesivo. Artista precoz, que gozó de un reconocimiento importante y casi inmediato, Turner evolucionó desde un arte cercano al academicismo (defecto del que podría acusarse a la película, dicho sea de paso) hasta convertirse en una de las influencias más notorias de los impresionistas. El film de Leigh toca en profundidad esta cuestión, aunque asistimos mucho más al resultado de la creatividad del pintor que al proceso en el que ésta se desarrolla. Sin embargo, el eje central de Mr. Turner lo forman las peripecias vitales y sentimentales del artista, un tipo hosco y de trato difícil que, al iniciarse el film, vive con su padre y con una asistenta que es a la vez su amante, en el sentido más sexual y menos romántico del término. A la vez, la buena situación económica del pintor le permitía viajar con frecuencia para conocer de primera mano la obra de sus maestros y pintar sus paisajes predilectos. En uno de esos viajes, Turner conoce a Sophia Booth, una mujer que, después de enviudar, se convirtió en la compañera de sus últimos años de vida.
Hay dos grandes nombres en Mr. Turner: uno de ellos es Dick Pope, el cameraman favorito de Leigh, que aquí hace un magnífico trabajo. La belleza de las imágenes, apreciable desde el primer plano de la película, es una de las grandes bazas de un film que, a nivel narrativo, se ve afectado por unos altibajos que lastran el resultado. En la película se alternan escenas de gran interés, como las que muestran el infinito desdén de Turner hacia su primera esposa, y también hacia las dos hijas que nacieron de ese matrimonio, o aquellas que muestran cómo la aceptación popular del pintor fue disminuyendo a medida que su obra fue haciéndose más compleja (Turner, que durante mucho tiempo fue la moda, acabó siendo objeto del desdén y las chanzas de quienes en épocas anteriores le adoraron), con otras que, sin ser prescindibles, sí son reiterativas y restan continuidad al relato (el cortejo de Turner a Mrs. Booth, o la mejora del carácter del pintor desde que conquista a esa bondadosa mujer, podrían explicarse de manera más sucinta). No obstante, la virtuosa labor de Pope contribuye en gran manera a que Mr. Turner sea, en lo que a estética se refiere, la mejor película de Mike Leigh. Another year ya era muy elogiable en este aspecto; aquí, repiten casi todos los técnicos principales, y el resultado es muy satisfactorio.
El otro gran nombre del film es Timothy Spall, actor fetiche de Leigh que aprovecha en grado sumo un papel que es un caramelo para todo buen intérprete. Spall, que tomó clases de pintura durante dos años para resultar convincente en esa faceta, logra mostrar de manera eficaz todas las aristas de un personaje complicado, que difícilmente va a granjearse las simpatías del espectador. Leigh, que es un gran director de actores, recurre a otros intérpretes habituales en sus obras, como Leslie Manville, Ruth Sheen, Paul Jesson o Dorothy Atkinson, y el entendimiento mutuo que existe entre ellos salta a la vista. Por lo demás, buena nota para Martin Savage en el papel de un pintor fracasado.
Mr. Turner es una buena película, a la que le sobran dos cosas sin las que sería aún mejor: frialdad y metraje. Con algo más de garra y un cuarto de hora menos, estaríamos hablando de una de las mejores películas que se han hecho con un pintor como personaje principal. Encuentro a Mike Leigh muy inspirado a nivel plástico, pero no estamos ante uno de sus guiones más logrados. Eso sí, la película posee cualidades que hacen que su atractivo vaya más allá del (mucho) que ya tienen las obras de Turner.