THE VAN. 1996. 95´. Color.
Dirección: Stephen Frears; Guión: Roddy Doyle, basado en su novela The Van; Dirección de fotografía: Oliver Stapleton; Montaje: Mick Audsley; Música: Eric Clapton y Richard Hartley; Dirección artística: Fiona Daly; Diseño de producción: Mark Geraghty; Producción: Lynda Myles, para Beacon Communications-Deadly Films-BBC-Fox Searchlight (Reino Unido-Irlanda-EE.UU.).
Intérpretes: Colm Meaney (Larry); Donal O´Kelly (Bimbo); Ger Ryan (Maggie); Caroline Rothwell (Mary); Neili Conroy (Diane); Ruaidhri Conroy (Kevin); Brendan O´Carroll (Weslie); Stuart Dunne (Sam); Jack Lynch, Laurie Morton, Marie Mullen, Jon Kenny, Moses Rowen, Linda McGovern, Frank O´Sullivan, Stanley Townsend.
Sinopsis: Bimbo es un trabajador irlandés que se queda sin empleo. Con el dinero de su finiquito, decide comprar una camioneta para vender comida a pie de calle.
Stephen Frears siempre ha alternado trabajos en los Estados Unidos con films rodados en las islas británicas, normalmente proyectos más pequeños pero en los que su control creativo sobre el resultado final es mayor. En esta ocasión, Frears, que ya había llevado al cine Café irlandés, adaptó la novela que cierra la trilogía de Dublín de Roddy Doyle, La camioneta. Al igual que sus predecesoras, esta comedia gozó de buena aceptación por parte de la crítica especializada y del público internacional.
La camioneta es, en lo fundamental, la historia de dos amigos irlandeses de clase obrera cuya mediana edad camina a la sombra del fracaso. Bimbo acaba de perder su empleo, y Larry lleva años en paro. Las pintas entre amigos en el pub alegran algo sus vidas, pero no pueden evitar sentir miedo ante el futuro que les espera. Por eso, cuando Bimbo, recién cobrado su finiquito, comprueba que los puestos callejeros de comida vietnamita tienen éxito, decide probar suerte en ese terreno, pero ofreciendo los productos más típicos de la gastronomía irlandesa. Con la ayuda de Weslie, un amigo bastante peculiar, Bimbo adquiere la tartana más ruinosa y mugrienta que jamás se haya visto en una pantalla de cine, la limpia a conciencia con la ayuda de Larry, a quien hace socio de su flamante empresa, y se lanza a la caza de clientes. Su propuesta resulta exitosa, gracias, en buena parte, a que su estreno coincide con el Mundial de fútbol de 1990, en el que Irlanda hizo su mejor actuación de la historia, con el consiguiente aumento de la euforia y el apetito en toda la nación. Sin embargo, la prosperidad económica genera conflictos entre los dos amigos.
Frears filma esta comedia agridulce sin estridencias, respetando el tono realista y directo de la novela de Roddy Doyle. Todo se centra en la historia, que va de buscarse la vida en circunstancias adversas y de mantener la integridad siendo fiel a los orígenes. La amistad masculina, ese fenómeno inasumible para mujeres como Maggie, puede romperse cuando la fortuna es diversa para sus protagonistas: en La camioneta, el éxito del puesto de comida callejera hace surgir la envidia en Larry, relegado a un papel secundario e instalado en la queja constante, y consigue que a Bimbo se le suba el dinero a la cabeza. La película, como puede verse en su parte final, tiene una moraleja de lo más explícita, que entronca con el mensaje del resto de las obras de Doyle que conozco, y que en el fondo es más conservadora de lo que aparenta. Frears ilustra sin afán de figurar, filma con una precisión un tanto aséptica y pone su mucho oficio en pro de una historia más irlandesa que una pinta de Guinness. De hecho, es la inspirada guitarra de Eric Clapton el aspecto más sobresaliente de la película en sus aspectos extraliterarios.
Las películas que adaptaron la trilogía de Dublín supusieron la consagración de Colm Meaney, actor que pasó de ejercer un destacado papel secundario en Los Commitments a protagonizar, con muy buena nota, los dos films siguientes. Meaney está en su salsa en su rol de perfecto irlandés (gracioso y bonachón, y a la vez un fracasado de manual) y es, con mucho, el actor más destacado de la película. El otro protagonista, Donal O´Kelly, cumple bien con su papel de hombrecillo crecido por el éxito pero siempre tímido e inseguro. Del resto, me quedo con Brendan O´Carroll, uno de esos secundarios que Doyle describe con tanto ingenio (y cuya frase sobre Inglaterra después del partido que la enfrentó a Irlanda en el citado Mundial es uno de los momentazos de la película) y con Ger Ryan, como la siempre comprensiva esposa de Larry.
Siendo notable, considero que La camioneta es un film inferior a Los Commitments y Café irlandés, quizá porque Doyle carga demasiado las tintas en el discurso y eso hace que se pierda parte de la gracia de una comedia que, por eso mismo, acaba por ser más amarga de lo que debería. No obstante, supone un saludable paréntesis en el irregular periplo hollywoodiense de Stephen Frears, manifiesta de nuevo el encanto irlandés de la prosa de Roddy Doyle y deja claro que, con Eric Clapton y su Stratocaster, todo suena mejor.