UN VIAJE CON FIDEL. 2015. 60´. Color.
Dirección: Eduardo Suárez; Guión: Eduardo Suárez; Dirección de fotografía: Effie Nidam y Adrián Reyes (Cámaras Nueva York-Miami; Montaje: Diana Díaz; Música: Carlos Marmo, Turner Library; Producción: Eduardo Suárez, para DocuFilms-CNN en Español (EE.UU.).
Intérpretes: J0n Alpert, Fidel Castro, Frank Vales, Miguel Escalona (Narrador).
Sinopsis: Crónica del viaje del líder cubano Fidel Castro a Nueva York en 1979.
La figura de Fidel Castro ha dado lugar a docenas de libros y documentales, entre los que no suele abundar la objetividad y acostumbra a faltar algo tan imprescindible como la presencia del protagonista. Por eso, Un viaje con Fidel no es un documental más sobre el líder revolucionario cubano, sino una de las escasas ocasiones en las que éste permitió a las cámaras un acercamiento más personal y distendido a su persona. El artífice de esta película es Jon Alpert, un joven y desconocido periodista estadounidense que solía trabajar en la isla caribeña y que recibió el permiso para acompañar a Fidel en el viaje que éste hizo a Nueva York, en 1979, para pronunciar un discurso en la sede de Naciones Unidas como portavoz del Movimiento de Países no Alineados. Alpert viajó en el avión presidencial y centró su trabajo en ofrecer una visión más íntima de Fidel, a quien vemos tumbado en su cama, buscando una cerveza en la nevera o bromeando con los reporteros en alguna recepción oficial o en las estancias que le habían preparado en la misión cubana ante las Naciones Unidas. Fidel estaba por entonces en su plenitud, después de veinte años en el poder y habiendo sobrevivido a varios intentos de asesinato (otros vendrían, pero también fracasaron). En total, Alpert y su equipo grabaron más de 14 horas de material, que la NBC decidió no exhibir casi en su totalidad, pues se ofrecía una imagen de Fidel Castro que poco tenía que ver con el ogro comunista comeniños que vendían la propaganda yanqui y los exiliados de Miami. Resulta llamativo escuchar a Fidel mostrar sus preferencias por un equipo norteamericano de béisbol frente a otro «porque en él hay más jugadores negros», o asistir a su enfado por el trato humillante que recibió a su llegada a los Estados Unidos. Predomina, no obstante, el tono distendido, y Alpert puede presumir de ser uno de los poquísimos periodistas que pudo conocer y filmar a Fidel Castro como ser humano. El contacto entre ambos se rompió bruscamente cuando Alpert denunció que Castro estaba aprovechando el éxodo de Mariel para vaciar sus cárceles y enviar a los Estados Unidos no a quienes querían abandonar Cuba, sino a quienes él quería que se fueran. Cosa que, por cierto, era una verdad como un templo. A Castro, como a cualquier otro gobernante, la libertad de prensa le parecía un valor a defender en los demás, pero en esta película podemos ver una faceta suya prácticamente desconocida, tal y como se encarga de confirmar Frank Vales, intérprete del presidente cubano en aquellos años. Sólo por ello, el visionado de Un viaje con Fidel resulta más interesante y enriquecedor que el de tantos trabajos, cuya finalidad no era otra que enaltecer o envilecer a Fidel Castro, uno de los grandes líderes políticos del siglo XX.