MR. MORGAN´S LAST LOVE. 2013. 110´. Color.
Dirección: Sandra Nettelbeck; Guión: Sandra Nettelbeck, basado en la novela La douceur assassine, de Françoise Dorner; Director de fotografía: Michael Bertl; Montaje: Christoph Strothjohann; Música: Hans Zimmer; Diseño de producción: Stanislas Reydellet; Dirección artística: Arnaud Denis y Alexander Scherer; Producción: Philipp Kreuzer, Ulrich Stiehm, Frank Kaminski y Astrid Kahmke, para Scope Pictures-Senator Film- Bavaria Film-Kaminski Stiehm Film Gmbh (Alemania-Francia).
Intérpretes: Michael Caine (Matthew Morgan); Clémence Poésy (Pauline); Justin Kirk (Miles Morgan); Jane Alexander (Joan Morgan); Anne Alvaro (Colette); Gillian Anderson (Karen Morgan); Michèle Goddet, Richard Hope, Alexis Goslain.
Sinopsis: Matthew Morgan, un profesor de filosofía viudo y solitario que vive en París, conoce a Pauline, una joven profesora de baile, y redescubre algunas cosas buenas de la vida gracias a ella.
Sandra Nettelbeck, directora que se dio a conocer con Deliciosa Martha, regresó a la palestra internacional con Mi amigo Mr. Morgan (edulcorado título español, previsible fruto de la corrección política), drama romántico que adapta una novela de Françoise Dorner. El film fue, en general, bien recibido, aunque sin llegar a despertar ninguna clase de entusiasmo. Esto último lo entiendo perfectamente.
Tengo claro que lo mejor que hicieron los responsables de esta película fue conseguir que Michael Caine la protagonizara. Por lo demás, se trata de un film del montón, cuyo argumento podría valer para cualquier telefilme de sobremesa y que sólo destaca por la enorme interpretación del actor británico. Este drama de amores otoñales (invernales, más bien), traumas familiares y angelicales jóvenes parisinas se deja ver y se va sin dejar huella. Todo lo que ocurre es tan correcto como previsible, el envoltorio es tan funcional como carente de chispa y la sensibilidad que se le supone al relato es, en general, más impostada que verdadera. Por destacar otra cosa, Mi amigo Mr. Morgan cuenta con una buena banda sonora de un Hans Zimmer que aquí adopta un tono más intimista que el que suele mostrar en las grandes superproducciones que le han hecho célebre. Dejando esto al margen… sólo queda Michael Caine, un maestro, cuyo mayor defecto son los papeles que acostumbra a escoger, que consigue darle empaque dramático a un personaje tópico a más no poder. El modo de enfocar y desarrollar la historia es blando, con escenas que no pueden calificarse de otro modo que de ñoñas. En definitiva, un intento de drama sensible que no pasará a la historia, que empieza y acaba en su protagonista y que no merece más que un aprobado justito.