EL HOMBRE QUE VIO LLORAR A FRANKENSTEIN. 2010. 78´. Color.
Dirección: Ángel Agudo; Guión: Ángel Agudo; Dirección de fotografía: Aitor Uribarri; Montaje: Óscar Martín; Música: Enrique García; Producción: José Luis Alemán, Sergio Molina y Luis Miguel Rosales, para La Cruzada Entertainment-Scifiworld (España).
Intérpretes: Paul Naschy, Mick Garris, Elvira Primavera, Bruno Molina, Sergio Molina, John Landis, Antonio Mayans, José Luis Alemán, Jack Taylor, Jorge Grau, Joe Dante, Caroline Munro, María José Cantudo, Javier Aguirre, Javier Botet, Nacho Cerdá, Laura De Pedro, Ángel Sala, José Antonio Pérez Giner.
Sinopsis: Documental que repasa la trayectoria vital y cinematográfica de Paul Naschy.
El hombre que vio llorar a Frankenstein es un homenaje póstumo a Paul Naschy, personaje capital en el cine de terror rodado en España. Jacinto Molina, nombre real del biografiado, fue un niño que vivió de cerca las consecuencias de la Guerra Civil y un deportista de élite antes de abrirse paso en el mundo de la interpretación. La película de Ángel Agudo reivindica la importancia de un hombre cuyo trabajo ha sido minusvalorado sistemáticamente en España.
El punto de vista de la película, y esto no intenta disimularse en ningún momento, es el de un fan, uno de los muchos que tiene Naschy, pues no en vano varias de sus películas son consideradas obras de culto en países como Japón, donde Molina vivió cinco años en busca de nuevas oportunidades para su cine, o los Estados Unidos. El director Mick Garris, que ejerce como narrador del documental, y otros destacados artesanos del cine fantástico y de terror, como Joe Dante o John Landis, hablan profusamente de la importancia que algunos de los films interpretados y/o dirigidos por Paul Naschy tuvieron en su educación cinematográfica. En España, este apasionado del cine logró varios éxitos de taquilla en los años 70, en especial con su recordada caracterización de hombre-lobo, para caer después en un ostracismo del que ya no volvería a emerger, si bien nunca le faltaron grupos minoritarios, pero muy fieles, de fans que vivieron sus primeras experiencias terroríficas ante una pantalla viendo a Paul Naschy como licántropo, vampiro o momia en películas rodadas con poco dinero, bastante imaginación y verdadera entrega al oficio.
Técnicamente, El hombre que vio llorar a Frankenstein (título tomado de una anécdota contada por el propio Naschy, que confesó haber visto sollozar una noche fría y lluviosa al mismísimo Boris Karloff), no es gran cosa, y se ve más voluntarismo que pericia en este justificado homenaje a un personaje único dentro del panorama del cine español. La brevedad del metraje hace que se pase de puntillas por situaciones que podrían haber dado bastante más jugo, sobre todo las relacionadas con esos rodajes complicados tan frecuentes en el cine de terror patrio, así como por los aspectos más oscuros de un hombre que también tuvo que batallar contra la depresión. No obstante, momentos como los homenajes recibidos por Naschy en distintos países, en los que recibió el reconocimiento de cinéfilos de todo el mundo, o la declaración final de Elvira, la mujer que acompañó a Jacinto Molina durante toda su vida (“poca gente goza del privilegio de hacer en la vida aquello que más le apasiona, y él fue uno de esos privilegiados”), bien valen el visionado de un documental que cumple con su función principal: rendir tributo a un hombre que bien lo merece, y despertar el interés por su obra entre los cinéfilos jóvenes más curiosos y desprejuiciados.