MIDNIGHT SPECIAL. 2016. 109´. Color.
Dirección : Jeff Nichols; Guión: Jeff Nichols; Dirección de fotografía: Adam Stone; Montaje: Julie Monroe; Dirección artística: Austin Gorg; Música: David Wingo; Diseño de producción: Chad Keith; Producción: Sarah Green y Brian Kavanaugh-Jones, para Warner Bros. (EE.UU.).
Intérpretes: Michael Shannon (Roy Tomlin); Joel Edgerton (Lucas); Jaeden Lieberher (Alton); Kirsten Dunst (Sarah); Adam Driver (Paul Sevier); Bill Camp (Doak); Scott Haze (Levi); Sam Shepard (Calvin Meyer); Paul Sparks (Agente Miller); David Jensen (Elden); Sharon Landry, Dana Gourrier, Sharon Garrison, Allison King, James Moses Black, Maureen Brennan.
Sinopsis: Roy, ayudado por su amigo Lucas, huye junto a su hijo Alton, un niño con poderes sobrenaturales que es objeto de culto por parte de una secta de Texas. Los miembros de esa organización, así como las autoridades gubernamentales, tratan de encontrar a Alton.
Después de Mud, película que supuso su consagración a escala mundial, Jeff Nichols cambió de registro con Midnight special, un thriller sobrenatural de presupuesto mucho más alto que las anteriores obras del director y que, en general, ha sido visto como un retroceso en una trayectoria hasta entonces intachable.
Con el miedo como nexo de unión con el resto de la filmografía de Nichols, Midnight special se aparta un tanto de sus otras películas y bebe de fuentes como el Spielberg de Encuentros en la tercera fase y ET, e incluso el John Carpenter de Starman. Nichols narra la huida desesperada de un padre que, en compañía de un viejo amigo, rescata a su hijo de las garras de una secta a la que él mismo perteneció. Esa gente ha organizado un extraño culto que gira alrededor de los poderes de Alton, que así se llama la criatura, que debe culminar en un Día del Juicio que está a punto de llegar y en el que los miembros de la secta, gracias al niño, obtendrán la salvación. Sin embargo, esos mensajes que los miembros del culto obtienen a través de Alton, y que creen llegados directamente del Señor, contienen información altamente confidencial del Gobierno estadounidense, circunstancia que no pasa desapercibida a las autoridades federales, que envían a sus hombres en persecución de los miembros de la secta, pero especialmente de los huidos.
Se agradece a Nichols, que es un buen narrador, su afán por lograr que el desarrollo de la trama sea comprensible para el espectador, pero a veces éste tiene la sensación de que se aprovecha la coartada paranormal para colar situaciones que escapan a toda lógica, y que tampoco acaban de estar bien explicadas, como el uso que la secta hace (o hará el Día del Juicio) de los poderes de Alton, o la fotofobia de éste. En sus mejores momentos, buena parte de ellos concentrados en la primera mitad de su metraje, Midnight special está a la altura de esa gran película que es Take shelter, pero a partir de la escena en la que los huidos consiguen llegar hasta el domicilio de la madre del niño, la trama se vuelve algo repetitiva y no remonta del todo hasta un final que no resulta sorprendente pero sí me parece muy bien conseguido. No albergo dudas respecto a la capacidad de Jeff Nichols para la creación de atmósferas ni, desde luego, acerca de su sapiencia técnica: todo ello queda de nuevo acreditado en esta película, eminentemente nocturna y que describe la lucha entre diversas formas de irracionalidad. Opino que el film capta de forma inteligente las distintas reacciones de los humanos ante fenómenos que su inteligencia se muestra incapaz de explicar, y que además éstos están filmados con el grado de espectacularidad preciso. Otra cosa es que el entramado narrativo se sostenga siempre con la necesaria coherencia.
Nichols se rodea una vez más de antiguos colaboradores, con quienes ha sido capaz de crear un importante grado de complicidad. A mayor presupuesto, mayores medios técnicos, lo que supone un desafío para quienes están acostumbrados a manejar películas más pequeñas del que todos salen bastante airosos, en especial Adam Stone, que con sus imágenes da con el tono de una película que siempre se mueve entre la luz y las tinieblas. La partitura de David Wingo, sin llegar a ser excelente, sí supera el paso de la discreción a la épica, y creo que la labor realizada en la sala de montaje es igualmente notable. Como reflexión final, decir que la película se apunta a la tesis de que civilizaciones más inteligentes nos observan a través de las galaxias; por mi parte, me cuesta creer que, en caso de existir vida en otros planetas, las criaturas de allí surgidas no sean más intelectualmente avanzadas que nosotros. Pensar lo contrario me llevaría a desear la destrucción del universo, y todavía nos queda mucho por conocer.
Una vez más, Jeff Nichols sitúa al frente del reparto a su actor fetiche, Michael Shannon, intérprete de rostro peculiar y mirada profunda que da mucho de sí en la piel de personajes emocionalmente intensos. El prolífico y polifacético Joel Edgerton saca buena nota en el papel de fiel escudero del protagonista, y el joven actor Jaeden Lieberher dota a su actuación de la suficiente entidad como para que el espectador no esté deseando que se lo lleven los marcianos a los diez minutos de película. Quien no me da la sensación de estar muy enterada de lo que ocurre a su alrededor es Kirsten Dunst, actriz que ha tenido interpretaciones mejores y que aquí se ve perjudicada por el hecho de que su aparición coincide con los momentos menos distinguidos de la película. Otra cosa ocurre con ese actor en alza llamado Adam Driver, lo mejor de una subtrama gubernamental a la que más de una vez le falta coherencia. Destacar la breve pero magnética aparición de Sam Shepard, y el trabajo de David Jensen.
Midnight special fue, quizás, peor recibida de lo que merecía porque su director había puesto el listón muy alto con sus obras anteriores, pero no me parece en absoluto un significativo paso atrás en la trayectoria de un cineasta dotado de talento narrativo y universo propio.