Digan lo que digan los eruditos, la verdad es que la barcelonesa calle de Lancaster debe su nombre al hecho de que la primera frase que cualquier incauto que entra en ella se dice a sí mismo es: «La cagaste, Burt Lancaster». Y la vía que se ahoga en paralelo a ella se llama calle Guardia porque ésa es la primera palabra, acompañada de sus correspondientes signos de admiración, que lucha por salir de los labios de todo acojonado transeúnte que la atraviesa a horas intempestivas. No entiendo los motivos que pueden llevar a un habitante de la capital de Tabarnia a visitar Port Aventura.