STARSHIP TROOEPRS: INVASION. 2012. 87´. Color.
Dirección: Shinji Aramaki; Guión: Flint Dille, basado en la novela de Robert A. Heinlein; Música: Tetsuya Takahashi; Diseño de producción: Daisuke Matsuda y Jack Tong; Producción: Joseph Chou, para Sola Digital Arts-Stage 6 Films (Japón).
Intérpretes: Sanae Kobayashi (Voz de Carmen Ibáñez); Takaya Kuroda (Voz de Johnny Rico); Shinshu Fuji (Voz de Hero); Aya Hirano (Voz de Trig); Hiroshi Yanaka (Voz de Carl Jenkins); Kenta Miyake (Voz de Ratzass); Mitsuaki Hoshino (Voz de Daugherty); Shinji Kawada (Voz de Bugspray); Junko Minagawa (Voz de Ice Blonde); Ryunosuke Hobayashi (Voz del Alto Mando).
Sinopsis: Las Brigadas del Espacio vuelven a la acción cuando deben tomar el control de una nave desaparecida.
Starship troopers: Invasión es la tercera secuela de la película dirigida en 1997 por Paul Verhoeven, y el primer film de animación de la saga, que a tales efectos se trasladó a Japón. Shinji Aramaki, un especialista en el manga de ciencia-ficción, fue el encargado de dirigir la película, e hizo un trabajo bastante digno, aunque el film fue estrenado directamente en vídeo en los Estados Unidos y tampoco goza de un especial reconocimiento en el resto del mundo, más allá del que le profesan los seguidores de la saga.
He de decir que soy fan del film de Verhoeven (más que de la novela de Robert Heinlein, que escribió otras mejores), pero que no he visto ninguna de las secuelas que preceden a Starship troopers: Invasión, también escritas por Ed Neumeier. Por lo que sé, el film japonés las ignora a ambas, y está concebido como una continuación directa de la obra original, varios de cuyos protagonistas reaparecen en versión animada. La película de Aramaki se inicia, como no podía ser de otra manera, con una cruenta batalla entre las Brigadas del Espacio y los gigantescos insectos a los que se enfrentan en una lucha interplanetaria que parece no tener final. Son las escenas de batalla las que forman el eje central de la narración y las que concentran la atención del espectador, pero he de decir que el guión de Flint Dille contiene algunas ideas interesantes que hacen que la película sea algo más que un rutinario producto de acción animada de bajo presupuesto: para empezar, tenemos a Carl Jenkins, el intelectual del grupo, transmutando de odioso listillo a mad doctor a la antigua usanza: en su afán por terminar la guerra espacial, a Jenkins no se le ocurre otra cosa que enviar a las Brigadas a una misión suicida (que, naturalmente, acaba haciendo honor a ese calificativo, y desemboca en la detención de Hero, uno de los soldados con mejor expediente de toda la Federación). No contento con eso, Carl secuestra la nave que comanda una vieja conocida, la capitana Carmen Ibáñez, con la intención de albergar allí a una reina de los insectos y dar con la clave para su exterminio. Sin embargo, la criatura resulta ser más lista de lo previsto, y ella y sus tropas toman el control de la nave, con lo que obligan a los miembros de las Brigadas a arriesgar una vez más sus vidas para recuperar lo perdido y evitar una catástrofe de fatales consecuencias para la humanidad.
Echo a faltar el sarcasmo con el que Paul Verhoeven describía a los terrícolas, seres uniformes, con mucho más músculo que cerebro y más valentía que sagacidad, pero al margen de esto, Starship troopers: Invasión me parece una secuela bastante digna. La idea de que la saga pasara a la animación me parece buena: de todas formas, sus personajes son apolíneos y planos, y esta clase de individuos suele ganar cuando la vemos dibujada; además, el formato contribuye a hacer que los efectos especiales, que son un elemento fundamental en esta clase de obras, se vean más conseguidos. Aramaki consigue crear un film que entretiene, y que gustará a los seguidores de la saga, y a todos los amantes de la ciencia-ficción que disfruten de, por ejemplo, la primera secuela de Alien. Starship troopers: Invasión tiene ritmo, su historia es bastante menos plana que sus personajes principales (con la excepción del mencionado Jenkins, el único ser complejo que se sale del estereotipo del soldado heroico), y las escenas de transición entre batallas, que son sin duda más flojas, no estropean un conjunto, repito, más que digno.