A SINGLE MAN. 2009. 97´. Color.
Dirección: Tom Ford; Guión: Tom Ford y David Scearce, basado en la novela de Christopher Isherwood; Dirección de fotografía: Eduard Grau; Montaje: Joan Sobel; Música: Abel Korzeniowski; Diseño de producción: Dan Bishop; Dirección artística: Ian Phillips; Producción: Tom Ford, Andrew Miano, Robert Salerno y Chris Weitz, para Fade to Black Productions-Depth of Field (EE.UU.)
Intérpretes: Colin Firth (George); Julianne Moore (Charley); Nicholas Hoult (Kenny); Matthew Goode (Jim); Jon Kortajarena (Carlos); Paulette Lamori (Alva); Ginnifer Goodwin (Mrs. Strunk); Ryan Simpkins (Jennifer Strunk); Teddy Sears, Aline Weber, Lee Pace, Paul Butler, Nicole Steinwedell.
Sinopsis: Un catedrático de literatura inglés, afincado en California, observa los cambios que vive la juventud a principios de los años 60 mientras sufre la pérdida de su pareja.
El prestigioso diseñador de moda Tom Ford, conocido por haber sido el director creativo de Gucci durante varios años, dio un giro a su trayectoria profesional al pasarse a la dirección cinematográfica para llevar a la gran pantalla la adaptación de Un hombre soltero, novela de Christopher Isherwood que, a buen seguro, Ford consideró como la obra de un espíritu muy afín al suyo. La película recibió buenas críticas, que alabaron en especial sus cualidades estéticas, y dejó claro que el cambio de tercio de Ford obedecía a algo más que a un simple capricho.
Al margen de su evidente temática homosexual, creo que Un hombre soltero es una película que versa sobre el difícil deambular por el mundo de las personas dotadas de una especial sensibilidad. George, el protagonista del film, es el paradigma del esteta: su triple condición de inglés, gay y profesor de literatura ya explica bastantes cosas, pero su indumentaria, sus modales, su domicilio y la apariencia de sus amantes nos dicen muchas más. Incapaz de superar la pérdida del amor de su vida, George ha decidido suicidarse, pero su esteticismo llega a lo cómico cuando su desmedido afán por conseguir la perfección estilística le disuade de cometerlo. Un hombre soltero es, pues, una de esas películas que narran el último día en la vida de alguien, aunque la realidad nunca se ajusta a los planes de los hombres porque la vida es, muchas veces, una ironía macabra. Ford, que también es coguionista y productor de la película, debe lidiar de continuo con el fantasma de la vacuidad, de la intrascendencia del dolor de un pobre hombre rico en un mundo de pobres hombres pobres (¿qué es el drama de una sola persona en mitad de la crisis de los misiles?), pero le salvan la sensibilidad y la ausencia de impostura. Sí, al artista de una de las disciplinas más superficiales que puedan llegar a existir no le es ajena la profundidad, y por ello es capaz de captar el dolor de la pérdida. Hay escenas que rayan lo superfluo, pero otras, como la comentada del suicidio no consumado de George, o la que transcurre en la casa de la mejor amiga de éste, Charley, en la que se manifiesta que la amistad entre un hombre y una mujer sólo es posible desde la frustración sexual de una de las partes, me parecen sublimes.
En lo que se refiere al envoltorio de la película, Tom Ford no decepciona, pues la estética es impecable: para empezar, su ropa, que es la que luce el protagonista desde el primer fotograma en el que aparece, posee una elegancia que uno, que no es un entendido en cuestiones indumentarias, sólo ha encontrado en Giorgio Armani. En los aspectos puramente cinematográficos, Ford consigue que el cineasta no quede a la zaga del diseñador, pues la fotografía, la composición de los planos y los decorados hacen gala de una distinción difícil de ver. Un hombre soltero es un ejercicio de buen gusto, en el que cada plano parece haber sido objeto de un estudio minucioso y cada movimiento de cámara busca, a veces hasta lo exagerado, la perfección estética. A Tom Ford parece escapársele la alegría de la nota disonante, pero no se le puede negar la fidelidad a sus principios.
Dicho lo anterior, hay que hacer constar que, de todas las decisiones que tomó Tom Ford respecto a esta película, la mejor de todas fue escoger a Colin Firth como protagonista. Gran actor, gran personaje, interpretación fuera de serie, ante la que sólo cabe levantarse y aplaudir. No menos parabienes merece Julianne Moore, actriz superlativa, capaz de que la actuación de Firth aún gane enteros en la memorable escena que ambos comparten. Matthew Goode, como de costumbre, está a buen nivel, la interpretación del joven Nicholas Hoult no me parece nada del otro mundo, y al modelo español Jon Kortajarena no le ha llamado Dios por el camino de la actuación.
Drama sensible, en el mejor sentido del término, de una perfección estética que puede llegar a apabullar, Un hombre soltero es un muy buen debut cinematográfico para un tipo tocado por el talento.