HESHER. 2010. 104´. Color.
Dirección: Spencer Susser; Guión: Spencer Susser y David Michôd, basado en una historia de Brian Charles Frank; Dirección de fotografía: Morgan Susser; Montaje: Michael McCusker y Spencer Susser; Música: François Tétaz; Diseño de producción: Laura Fox; Dirección artística: Charles Varga; Producción: Johnny Lin, Scott Prisand, Natalie Portman, Spencer Susser, Matthew Weaver y Win Sheridan, para The Last Picture Company- American Work-CatchPlay-Corner Store Entertainment- Handspmecharlie Films-DRO Entertainment-Filmula-Dreamagine Entertainment (EE.UU.).
Intérpretes: Joseph Gordon-Levitt (Hesher); Devin Brochu (T.J.); Rainn Wilson (Paul); Natalie Portman (Nicole); Piper Laurie (Abuela); Brendan Hill (Dustin); Johnn Carroll Lynch (Larry); Monica Staggs, Mary Elizabeth Barrett, Audrey Wasilewski, Lyle Kanouse, Frank Collison, Van Epperson, Helen Slayton-Hughes.
Sinopsis: Un joven amante del heavy metal entra en la vida de una familia hundida por una pérdida reciente.
Hesher es el primer y, por ahora, único largometraje dirigido por Spencer Susser, cineasta que ha realizado algunos trabajos reseñables en el corto y el videoclip. La música tiene mucha importancia en este drama sobre la América derrotada, que se estrenó en Sundance con buenas críticas y permaneció inédito en España hasta que las plataformas televisivas de pago le dieron una segunda oportunidad años después de su estreno.
Hablamos de una película que responde al cánon de lo que hoy se entiende por cine independiente, un drama de personajes en el que el estilo y la puesta en escena son (en ocasiones forzadamente) minimalistas, y el éxito de la propuesta depende en gran medida de que la distancia emocional entre los protagonistas y la audiencia sea escasa. En mi caso, Hesher lo consigue: entiendo el dolor, la rabia y a los seres vencidos por el mundo, y crecí escuchando heavy metal. El personaje principal, que es una especie de demonio de la guarda que entra en una familia destrozada por la reciente muerte de la madre en un accidente automovilístico, supone algo así como la quintaesencia del rockero que vive libre, al margen de la ley oficial y siguiendo sólo la propia, y que forma parte fundamental de la mítica del heavy metal que, en España, plasmaron con singular acierto las letras de Barón Rojo. Melenudo, obsceno, escandaloso, de modales rudos y comportamiento arbitrario, Hesher entra en escena provocando una explosión y se instala, porque él lo vale, en un hogar reducido a cenizas, con un preadolescente obsesionado por recuperar el automóvil en el que falleció su madre y que sufre acoso escolar, un padre que ha perdido las ganas de vivir y se alimenta básicamente de somníferos, y una abuela enferma que es la única persona que aporta algo de luz en aquella casa. Por el camino, aparece una cajera de supermercado , cuya vida es también una espiral de fracasos, quien primero defiende a T.J., que así se llama el niño protagonista, de la violencia de su acosador, y después es ayudada por Hesher en un accidente de tráfico causado por ella. En medio, un mensaje obvio que no lo es tanto: la vida puede ser una mierda, pero no deja de ser lo único que tenemos.
La influencia de Metallica se encuentra, incluso, en el logo de la película, que es una copia del de la banda californiana. Canciones como Batttery o Motorbreath, títulos señeros de dos de los mejores discos del grupo, ilustran algunas de las escenas clave. Por lo demás, el desaliño imperante en la estética de los protagonistas, demasiado puteados como para tener estilo, se extiende a la propia película, de una forma que considero coherente con lo que se narra pero que, a veces (la forma de recrearse en la mugre acumulada en lo que poco antes había sido un hogar feliz) cae en un feísmo forzado. Se agradece el esfuerzo, narrativo y de montaje, para conseguir que el visionado de la película resulte ágil, y que el muy americano tema de la redención quede plasmado en una escena que bordea el ridículo pero logra, a la peculiar manera que Susser ha planteado, emocionar. Hesher habla de seres a la deriva y posee fuerza dramática, pero sabe mostrar que la vida, por muy trágica que sea, siempre tiene un punto cómico.
Uno de los méritos de Spencer Susser reside en haber conseguido que un ramillete de notables actores se implicara en su proyecto. Con su interpretación del ácrata, soez y temerario Hesher, Joseph Gordon-Levitt dio con un papel que relanzó una carrera que se había iniciado a muy tierna edad y que estaba bastante estancada. El joven Devin Brochu, que da vida al otro gran vértice de la película, lidia con un papel muy exigente, tanto en lo emocional como en lo físico, y sale bien parado, al igual que un Rainn Wilson que, durante gran parte del metraje, interpreta a un muerto en vida. No obstante, el listón lo elevan dos grandes actrices, como la maravillosa Natalie Portman y una Piper Laurie que siempre sabe aportar un plus de calidad a todo lo que rueda. La labor del resto de secundarios prueba que Susser tiene mano para la dirección de actores.
Hesher es, salta a la vista, la película que Spencer Susser deseaba hacer. Hay mucha alma en ella, a pesar de las apariencias. Me gustaría, no obstante, ver cómo se desenvuelve este prometedor cineasta en propuestas de distinta naturaleza. El tiempo dirá.