Tengo claro que, en España, la puerta de la eutanasia debe ser abierta. Pero conozco a la gente, y no oculto que me da cierto miedo pensar en la clase de especímenes que por ella se puedan colar. Ese miedo se agrava al pensar en el nivel de quienes habrán de legislar sobre el tema. Mejor una ley mala que ninguna, es cierto, pero dejar cuestiones tan delicadas en las manos de quienes estamos no deja de inquietarme.