Ahora que ha dado comienzo la campaña electoral para las elecciones municipales, me parece oportuno explicar los motivos por los que, al igual que hice en las elecciones generales, no tengo intención de ejercer mi derecho al voto. En las últimas municipales di mi apoyo, con cierto entusiasmo, a la actual alcaldesa, Ada Colau, cuya gestión al frente del Ayuntamiento en esta legislatura considero que es uno de los grandes fiascos con que la antaño ilusionante nueva política nos ha obsequiado últimamente. La victoria de Colau sirvió para desalojar de la alcaldía a un partido corrupto que en su etapa al frente del Ayuntamiento no se abstuvo de ejercer como tal, pero más allá de eso, el fracaso de Barcelona en Comú es indiscutible. Los grandes problemas de la ciudad (vivienda, desigualdad, inseguridad ciudadana, contaminación, suciedad…) se han enquistado, cuando no agravado, bajo el mandato de la actual alcaldesa, que ha ofrecido muchas más proclamas y titulares periodísticos que soluciones a los problemas reales. Su manera de enfocar el gran problema irreal, ese que llaman Procés, ha sido igualmente lamentable.
Hasta nunca, pues, Ada Colau. ¿Votar a Ernest Maragall? No comulgo con su causa, ni soy favorable a subvencionar con mi voto el retiro dorado de un tránsfuga. Collboni me parece el tipo más sensato de cuantos optan por la alcaldía de Barcelona, pero la sospecha de que su partido cocina un pacto de gobierno municipal con ERC y Barcelona en Comú como moneda de cambio para la investidura de Pedro Sánchez en el Congreso, unido a la mala gestión de los últimos alcaldes socialistas que tuvo Barcelona, me obliga a no participar en semejante teatrillo. Manuel Valls me parece el mejor candidato en materia de seguridad ciudadana y orden público, dos elementos que en Barcelona prácticamente han dejado de existir de unos años a esta parte, pero sus políticas en materia de economía o vivienda me dan más miedo que otra cosa. Quedan el PP y la CUP, pero en ambos casos, más que explicar mis motivos para no votarles, lo que me parece increíble es que pueda votarles alguien.
Y colorín, colorado, el domingo 26 de mayo Alfredo García no pisará un colegio. Al menos, en lo que respecta a las municipales.