FREDDIE MERCURY: THE GREAT PRETENDER. 2012. 106´. Color.
Dirección: Rhys Thomas; Guión: Rhys Thomas; Montaje: Christopher Bird; Música: Freddie Mercury, Queen. Producción: Jim Beach, Joss Crowley y Rhys Thomas, para BBC- Eagle Rock (Reino Unido).
Intérpretes: Freddie Mercury, Jim Beach, John Reid, Montserrat Caballé, Brian May, Roger Taylor, Peter Freestone, David Arnold, Paul Gambaccini, John Deacon, Reinhold Mack, Mike Moran, Tim Rice, Jim Hutton., Paul Prenter, Matt Lucas, David Richards.
Sinopsis: Documental sobre la vida de Freddie Mercury entre la aparición de su primer disco en solitario y su fallecimiento.
Este documental de la BBC se complementa con Days of our lives, que ya fue objeto en su momento de una entusiasta reseña en este blog, y se centra en la figura del vocalista de Queen, Freddie Mercury, cuya figura está más de moda que nunca gracias al éxito de su biopic, Bohemian rhapsody. El director toma como punto de partida el lanzamiento del primer álbum en solitario de Mercury, Mr. Bad Guy, y a partir de ahí traza un completo retrato de lo que fueron los últimos años de la vida de un artista ya convertido en mito.
Al margen de presentarnos grabaciones inéditas de Freddie Mercury junto a estrellas como Michael Jackson, este documental aborda con rigor una etapa crucial en la vida del cantante nacido en la isla de Zanzíbar. Uno diría, oyendo al protagonista y a quienes le rodearon, que el rock & roll fue el medio a través del cual Mercury obtuvo la fama y fortuna que siempre deseó, pero que, en lo musical, el rock había dejado de interesarle mucho antes de la grabación de su debut en solitario. Las últimas canciones rockeras compuestas por Mercury y grabadas por Queen datan del álbum Jazz, publicado en 1978. A partir de ahí, el cantante se mostró mucho más interesado en la música disco y el funky que se escuchaba en los clubs de ambiente gay que tanto frecuentaba, y por supuesto en la ópera y el ballet, que fueron sus dos grandes pasiones musicales, que en ser el líder de una banda de rock, que es lo que sus compañeros de grupo querían seguir siendo. The game, el disco que Queen editó en 1980, marca el inicio de un alejamiento del rock que se hizo mucho más pronunciado en el siguiente álbum, Hot space, un mediocre disco de funky cuyo fracaso acentuó las tensiones latentes en la banda. The Works supuso un regreso a las esencias (y a las listas de éxitos, salvo en los Estados Unidos), pero estaba claro que la intención de Mercury era priorizar su carrera en solitario. Mr. Bad Guy, que salió al mercado coincidiendo con la actuación en directo más célebre de Queen, la ofrecida en el Live Aid en julio de 1985, fue un fracaso monumental que no gustó a los fans del grupo ni por lo que era (un disco de pop bailable sin apenas relación con el rock) ni por lo que suponía (el posible fin de una banda mítica que, en directo, se mostraba más en forma que nunca). Rhys Thomas refleja con acierto este proceso, que culminó con un nuevo disco, y la que sería la última gira, de Queen. Después, Mercury supo que tenía SIDA, enfermedad que por entonces no tenía tratamiento, y pudo desarrollar dos proyectos musicales que le apasionaron: grabar una versión de The great pretender, un clásico de la música en el que siempre se vio reflejado, y un disco junto a la que definió, sin exagerar demasiado, como “la mejor voz del mundo”, Montserrat Caballé.
El montaje de la película es brillante, y refleja lo ligados que están siempre lo personal y lo musical cuando hablamos de verdaderos artistas. La gran estrella del rock era, en el fondo, un solitario que cometió todos los excesos y resultaba difícil de descifrar para todos aquellos que le rodeaban. Mercury, que tenía claro que no deseaba correr por un escenario cantando himnos rockeros con sesenta años, no tuvo la oportunidad de traicionarse a sí mismo, porque la enfermedad se lo impidió. Lo irónico es que encontró la estabilidad sentimental y pudo abordar sus proyectos musicales más queridos cuando el mal que le llevaría a la tumba ya había dictado su sentencia de muerte. La desgracia también supuso el reencuentro musical y humano con sus compañeros de grupo, que se plasmó en dos grandes discos: el infravalorado The miracle (en cuya última canción Mercury repasa su vida y concluye: “Mereció la pena”) y el excelente Innuendo. Después, la muerte, la creación del mito y la carnaza de los tabloides, que ya llevaban años cebándose en alguien que quiso ser, ante todo, libre.
Estamos hablando de un documental de visionado obligatorio para cualquiera que disfrute con la música de Freddie Mercury, y también interesante para quienes quieran ver simplemente un producto de calidad, muy documentado y con una factura técnica impecable. Si el objetivo de todo documental musical es explicar bien la vida y la obra, esta película lo cumple con honores.