HEAVY METAL. 1981. 86´. Color.
Dirección: Gerald Potterton. John Bruno y Jimmy T. Murakami (Episodio Soft landing); Harold Whitaker (Episodio Grimaldi); Pino Van Lamsweerde (Episodio Harry Canyon); Jack Stokes (Episodio Den); Julian Harris y Paul Sabella (Episodio Capitán Sternn); Barrie Nelson (Episodio B-17); John Halas (Episodio So beautiful and so dangerous); Guión: Dan Goldberg y Len Blum. Dan O´Bannon (Episodios Soft landing y B-17) ) Dan Goldberg y Len Blum (Episodios Grimaldi, Harry Canyon y Taarna); Richard Corben (Episodio Den); Berni Wrightson (Episodio Capitán Sternn); Angus McKie (Episodio So beautiful and so dangerous); Montaje: Gerald Tripp, Ian Llande y Mick Manning; Dirección artística: Pat Gavin; Música: Elmer Bernstein; Diseño de producción: Michael Gross; Producción: Ivan Reitman, para Potterton Productions-Guardian Trust Company-Famous Players-CFDC-Columbia Pictures (EE.UU.- Canadá).
Intérpretes: Episodio Grimaldi: Don Franks (Voz de Grimaldi); Caroline Semple (Voz de la chica); Episodio Harry Canyon: Richard Romanus (Voz de Harry Canyon); Susan Roman (Voz de la chica/Voz del satélite); Al Waxman (Voz de Rudnick); Episodio Den: John Candy (Voces de Dan y Den); Jackie Burroughs (Voz de Katherine); Martin Labut (Voz de Ard); August Schellenberg (Voz de Norl); Episodio Capitán Sternn: Eugene Levy (Voz de Sternn); John Vernon (Voz del fiscal); Joe Flaherty (Voz del abogado); Roger Bumpass (Voz de Hanover Fiste); Douglas Kenney (Voz de Regolian); Episodio B-17: George Touliatos (Voz del piloto); Don Franks (Voz del copiloto); Zal Yanovski (Voz del navegante); Episodio So beautiful and so dangerous: Warren Munson (Voz del senador); Alice Playten (Voz de Gloria); John Candy (Voz del robot); Harold Ramis (Voz de Zeke); Episodio Taarna: Vlasta Vrana (Voz del líder de los bárbaros); Mavor Moore (Voz del anciano); August Schellenberg (Voz de Taarak).
Sinopsis: Una esfera verde, encontrada en el espacio por un astronauta, tiene la capacidad de provocar el caos y la destrucción allá donde se encuentre.
A principios de los años 80 tuvo lugar el intento de trasladar a la gran pantalla el universo de la revista gráfica Heavy Metal, versión estadounidense de la publicación francesa Metal Hurlant. Al frente del proyecto se situó al ya veterano director británico Gerald Potterton, conocido entre otras cosas por haber estado detrás de uno de los últimos trabajos notorios de Buster Keaton, The railrodder. Se trata, sin embargo, de una obra eminentemente coral, que movilizó a más de medio millar de dibujantes y tras la que se encuentra una significativa representación de los jóvenes comediantes norteamericanos de la época, en concreto de la facción más desmadrada surgida de National Lampoon. El film resultante gozó de bastante popularidad en círculos underground, y con los años se ha ganado la consideración de obra de culto.
La estructura de la película es la habitual en los films por episodios, pues lo que se busca es mantener el espíritu de la revista uniendo diversas historias que mezclan la fantasía, la ciencia-ficción y el terror mediante un nexo común, en este caso la presencia de una esfera de color verde que contiene en su interior la raíz de todo mal y que va mostrando su poder, de distintas formas, en los capítulos de la película. Por lo pronto, hay que decir que la conexión entre este nexo y varias de las historias que conforman Heavy Metal está muy cogida por los pelos, y que la calidad de los episodios es también muy diversa, lo que da lugar a un conjunto marcado por la irregularidad. La estética del film, muy de la época y completamente artesanal, es resultona e incluso brillante por momentos, pero no es eso lo que que muestra la introducción, que muestra la llegada a la Tierra de la esfera verde, llamada Loch-Nar, traída por un astronauta. Ahí, los efectos visuales son pelín patateros, aunque mejoran cuando el portador del extraño objeto cae víctima de su poder, dejando a su hija preadolescente sola ante el peligro. Aquí comienzan las historias propiamente dichas, y la verdad es que comienzan por la mejor, Harry Canyon, en la que un resabiado taxista neoyorquino, de talante muy similar al de los típicos detectives privados del cine negro, socorre a una bella dama perseguida precisamente por poseer la esfera de marras, codiciada por unos sujetos de apariencia temible. No lo he dicho hasta ahora, pero es preciso destacar que Heavy Metal entra de lleno en la categoría de animación para adultos, si bien queda claro desde el principio que el público al que se dirige es el adolescente: historias fantásticas y terroríficas, humor bastante primario, erotismo por doquier (todas y cada una de las mujeres que aparecen en la película son un fiel reflejo de las eternas fantasías sexuales masculinas) y mucha violencia son las características de una obra cuyo interés se mueve en dientes de sierra a través de los distintos episodios: So beautiful and so dangerous y, sobre todo, Capitán Sternn, son los más flojos, y ni su calidad ni su conexión con el eje narrativo justifican su presencia en una película que viviría mejor sin ellas. En cambio, B-17, uno de los episodios más cortos, es también uno de los mejores, tanto por su potencia visual como por su solidez narrativa. Hay otras historias simplemente pasables, y se agradece que la segunda mejor (en lo visual, diría que la primera) sea la más extensa: Taarna, relato fantástico en el que una solitaria heroína debe proteger al mundo, o más bien a lo que queda de él, del poder de la esfera. Por supuesto, la película hace honor a su título, y la presencia del rock duro, facción norteamericana, es apabullante, aunque he de decir que, en general, su ligazón con la narrativa es más bien difusa. No ocurre esto con una de las mejores escenas de la película, el asalto de las hordas bárbaras (llamado por estas tierras turismo) al son del Mob rules, de Black Sabbath, que siempre me ha parecido una canción ideal para servir de banda sonora a una masacre. En cambio, la partitura compuesta por Elmer Bernstein sí me parece, además de muy buena, mejor conectada con las secuencias que ilustra.
De entre los actores que dan voz a los personajes principales, mis preferencias se dirigen de nuevo hacia Harry Canyon, pues Richard Romanus hace un excelente trabajo prestando su voz al escéptico protagonista, y también Al Waxman, como siniestro capo, y Susan Roman, como dama en apuros transmutada en femme fatale al olor de los billetes de dólar, cumplen bien con sus roles. De las otras historias, destaco a Jackie Burroughs. protagonista femenina de la mediocre Den, al veteranísimo Warren Munson, brillante en uno de los episodios más prescindibles, y a John Vernon y Eugene Levy, cuyo nivel está bastante por encima del que muestra el capítulo en el que intervienen.
Sexo, drogas, violencia, ciencia-ficción y rock & roll. La verdad, es que un adolescente de los 80 (y de ahora, que la especie más bien involuciona) no podía pedir más. El conjunto es más bien deslavazado, sí, pero entretiene, destila subversión y tiene muy buenos momentos. El estatus de culto del que goza esta obra me parece justificado.