HISTORIAS DE NUESTRO CINE. 2019. 118´. Color.
Dirección: Ana Pérez-Lorente y Antonio Resines; Guión: Ana Pérez-Lorente y Antonio Resines; Dirección de fotografía: Juan Molina Temboury; Montaje: Luna Martín; Música: Alonso Aragón, Emilio Aragón y Gonzalo Aragón; Producción: Enrique Cerezo, para Enrique Cerezo Producciones Cinematográficas (España).
Intérpretes: Antonio Resines, Emilio Gutiérrez Caba, Gracia Querejeta, Maribel Verdú, Luis Alegre, Fernando Trueba, Carlos Boyero, Verónica Forqué, Carmen Maura, Ana Belén, El Gran Wyoming, José Coronado, Jesús Bonilla, Fernando Méndez Leite, Enrique Cerezo, David Trueba, Loles León, Emilio Martínez Lázaro, Fernando Colomo, José Luis García Sámchez, Julia Gutiérrez Caba, Manuel Gómez Pereira, Víctor Manuel.
Sinopsis: Actores y directores españolas explican el devenir del cine español a través de sus propias experiencias en el medio.
El matrimonio que forman la jefa de producción Ana Pérez-Lorente y el actor Antonio Resines unió fuerzas para encargarse de levantar un proyecto, Historias de nuestro cine, con vocación de homenaje a quienes han hecho florecer el séptimo arte en España, y forma de anecdotario, en el que el propio Resines ejerce como jefe de ceremonias y recoge los testimonios de multitud de compañeros de profesión, casi todos actores y directores, que hablan de sus propias experiencias de rodaje y recogen hechos antiguos de nuestra cinematografía. El resultado es un producto ingenioso y distendido, con más espíritu de camaradería que pretensiones históricas, lleno de gracia y muy disfrutable para el espectador.
Si bien es cierto que se sigue un orden cronológico, que arranca con el recuerdo de las primeras proyecciones de imágenes en movimiento realizadas en España, a finales del siglo XIX, no hay que buscar en Historias de nuestro cine un relato enciclopédico de lo más florido y granado del peliculeo patrio. Si así fuera, tendríamos que reprochar olvidos sangrantes como el de tres cineastas que hicieron algunas de las mejores películas de la posguerra; Edgar Neville, José Antonio Nieves Conde y Ladislao Vajda, pues se trata de nombres importantes de la historia del cine español, como el de Fernando Rey si a la interpretación nos referimos. En clave más moderna, personajes como José Sacristán, Bigas Luna o José Luis Garci, y géneros como el terror hispánico, el cine quinqui o la comedia más popular, cuyo principal exponente es Mariano Ozores, puede decirse que brillan por su ausencia. Más allá de eso, creo que el principal reproche que puede hacérsele a Historias de nuestro cine es que se olvida de citar a todos aquellos profesionales (músicos, montadores, escenógrafos, directores de fotografía), algunos de ellos con fantásticas carreras a nivel internacional, sin cuyo concurso las películas que sí se citan, y también las que no, se hubieran quedado en mucho menos de lo que son. A pesar de todo ello, es preciso recalcar que Historias de nuestro cine es lo contrario de un documental riguroso y sesudo, y gana mucho con ello. Las personas que aparecen en pantalla derrochan ingenio, buen humor y estima hacia su profesión, y consiguen que todos esos elementos se contagien al espectador en grado sumo. Es una gozada escuchar cómo los protagonistas de esta película de películas se recrean al hablar de cómo se enamoraron de ese arte que años más tarde se convirtió en su medio de vida, cómo recuperan anécdotas sobre estrellas del cine español ya desaparecidas, como José Isbert, Manuel Alexandre o Luis García Berlanga, o cómo reviven sus experiencias profesionales más gozosas.
Dada la avanzada edad de buena parte de los intervinientes, predomina un espíritu sanamente nostálgico, pues está claro que el enfoque, a la hora de mirar hacia atrás, es el de quedarse sólo con lo bueno y, sobre todo, con lo divertido. Merece la pena participar de la reverencia con la que se habla de uno de los tótems del cine español, Fernando Fernán Gómez (muy interesante averiguar en quién se inspiró este polifacético artista a la hora de componer al iracundo director que vemos en El viaje a ninguna parte),el reconocimiento a ese impresionante actor que fue José Luis López Vázquez, o reír con las anécdotas sobre la censura que explica Fernando Trueba, cineasta que se convierte en uno de los grandes protagonistas de una cinta que, cuando llega al período democrático, deviene en una especie de Resines y amigos: Grandes éxitos, que triunfa por la gracia y el carisma de casi todos los que aparecen. Entre ellos, un crítico al que admiro, Carlos Boyero, que confiesa ser el peor actor de todos los tiempos, se supone que porque nunca ha visto en pantalla a Steve Austin. Tampoco tiene desperdicio escuchar a Wyoming achacar al bajo nivel del cine patrio el hecho de que él haya actuado en más de treinta películas, o comprobar cuán temprana fue la vocación artística de la práctica totalidad de quienes forman este amable fresco de la cinematografía patria.
No están todos lo que son, el enfoque es muy madrileño, pero creo que hay pocas cosas más interesantes de escuchar que a la gente del cine hablando de su oficio a través de sus recuerdos. Eso es Historias de nuestro cine, una obra totalmente recomendable que también tiene valor divulgativo, en cuanto incita a recuperar títulos que uno no ha visto, o a revisar otros que tiene ya muy olvidados. El cine español tiene hoy la misma mala salud de hierro que siempre tuvo, y el tributo a quienes lo han engrandecido es gratificante, máximo cuando se hace de una forma tan distendida y cómplice.