SEXE, MARAQUES I CHIHUAHUES. 2016. 87´. Color.
Dirección: Diego Mas Trelles; Guión: Diego Mas Trelles; Dirección de fotografía: Raúl Cuevas; Montaje: Iria Sanjurjo; Música: Xavier Cugat; Producción: Albert Solé, para Minimal Films-RTVE-TV3 (España).
Intérpretes: Xavier Cugat, Román Gubern, Jesús García de Dueñas, Isabel Coixet, Chucho Valdés, Javier Gurruchaga, Eduard Fornés, Óscar Gómez, Joana Biarnés, Joan Valls, Nina, Alex Zara.
Sinopsis: Biografía del músico Xavier Cugat, introductor de los ritmos latinos en los Estados Unidos.
Poseedor de una amplia experiencia en el terreno audiovisual, Diego Mas Trelles ha dirigido tres documentales de larga duración, de los que el más conocido es el de estreno más reciente: Sexe, maraques i chihuahues pasea por la larga y azarosa vida de Xavier Cugat, un catalán universal -de los de verdad- que fue el primer nativo del sur de los Pirineos en alcanzar un éxito indiscutible en Hollywood. El film ha podido verse en diversos certámenes internacionales y estuvo nominado a los premios Gaudí en su categoría.
Estamos ante un acercamiento a una figura, hoy bastante olvidada, que necesitaría de una serie de bastantes capítulos para ser retratada en toda su dimensión. En consecuencia, lo que nos propone el director es un viaje panorámico a lo largo de una vida que abarcó gran parte del siglo XX y que, por extensión, constituye un vivo retrato de cómo ha evolucionado el negocio del espectáculo a lo largo de las décadas. Cugat nació, coincidiendo con el cambio de siglo, en Girona, pero su família emigró en 1905 a Cuba, y fue allí donde el todavía niño demostró unas extraordinarias dotes como músico y dibujante, de las que viviría el resto de su vida. Cugat atribuye al tenor italiano Enrico Caruso, a quien conoció en Cuba, la idea de su llegada a los Estados Unidos, país donde, además de ganarse la vida como caricaturista, ejerció como gran introductor de la música cubana, actividad que le supuso un éxito tan mayúsculo que, durante varias generaciones, el nombre de Xavier Cugat estuvo asociado a los ritmos latinos más desinhibidos, primero en las salas de fiesta de mayor prestigio en el país (muchas de las cuales estaban dirigidas por la Mafia, como el propio Cugat reconoció en diversas ocasiones), y más tarde en la Meca del cine, donde la orquesta del catalán hizo verdadero furor.
Diego Mas Trelles utiliza la fórmula habitual en este tipo de productos, consistente en alternar imágenes de archivo del biografiado con testimonios de conocidos (pocos, y esto es un debe que se ha de mencionar) y admiradores (que dan algo más de juego), aunque no sigue un orden estrictamente cronológico de las andanzas de Cugat. Como es lógico, el director se centra en la época de esplendor del artista, elaborando un retrato basado en las tres palabras que forman el título de la película, pero sin olvidar, y en este aspecto resultan muy relevantes las declaraciones del extraordinario músico Chucho Valdés, el legado de un músico que hizo llegar los ritmos afrocubanos, y por extensión los del resto de la América latina, a las más diversas latitudes. Tampoco se deja en el tintero el hecho de que el propio Cugat, con su sobreeexposición mediática y sus excentricidades, hizo mucho para que el personaje terminara devorando al músico. Él, que nunca dejó de ser caricaturista, terminó siendo una parodia de sí mismo ya antes de su retorno al lugar que le vio nacer. Tras codearse durante más de medio siglo con las estrellas más rutilantes del mundo del espectáculo, con destacados políticos de diversas ideologías y, por supuesto, con algunos capos mafiosos por todos conocidos, y tras aparecer siempre rodeado de las bellezas más explosivas (cinco matrimonios le avalan), a las que encumbraba en lo artístico mientras, por otro lado, utilizaba su físico para vender más discos y entradas para sus espectáculos, Cugat acabó prácticamente solo, y en una situación económica mucho menos boyante de lo que indicaban las apariencias. Con todo, este hombre tuvo una existencia intensa como pocas, así que, en su caso, la expresión que le quiten lo bailao viene que ni pintada. Diego Mas Trelles hace un trabajo solvente, divulgador y de reivindicación de alguien que sí fue alguien. Faltan, como dije, más testimonios cercanos, y algo más de ambición en el planteamiento general de la propuesta pero, como trabajo de introducción a la vida y obra de Xavier Cugat, Sexe, maraques y chihuahues cumple de sobras con lo que promete.