TINA. 2021. 116´. Color.
Dirección: Daniel Lindsay y T.J. Martin; Guión: Daniel Lindsay y T.J. Martin; Dirección de fotografía: Dimitri Karakatsanis y Megan Stacey; Montaje: Taryn Gould, Carter Gunn y T.J. Martin; Música: Danny Bensi y Saunder Jurriaans. Canciones interpretadas por Tina Turner; Producción: Simon Chinn, Jonathan Chinn y Diane Becker, para Lightbox-HBO Documentary Films-Media Finance Capital (EE.UU.).
Intérpretes: Tina Turner, Carl Arrington, Ike Turner, Roger Davies, Lejeune Richardson, Oprah Winfrey, Angela Bassett, Jimmy Thomas, Kurt Loder, Rhonda Graam, Katori Hall, John Carterm Terry Britten, Erwin Bach.
Sinopsis: Biografía de la cantante Tina Turner.
Ya consolidados como un solvente dúo de documentalistas, Daniel Lindsay y T.J. Martin asumieron el encargo de llevar al cine la vida de Tina Turner desde la no-ficción, al contrario de lo que había sucedido en los 90, cuando la trayectoria de la cantante fue objeto del biopic Tina: What´s love got to do with it? Se trata de una obra de clara voluntad testamentaria, en la que la ya octogenaria Anna Mae Bullock (nombre real de la artista) repasa una existencia marcada por las dificultades de todo tipo. En general, el film, de muy buena factura, ha recibido críticas elogiosas allá donde ha sido visto, lo que supone sin duda un espaldarazo en la carrera de sus directores.
La película coloca su eje en diciembre de 1981, cuando Tina Turner, en serias dificultades económicas y con una carrera en solitario que se resistía a despegar, reveló, en una entrevista a la publicación más influyente de los Estados Unidos, People, el maltrato físico y psicológico al que la sometió su antiguo marido y pareja artística, Ike Turner, de quien llevaba un lustro separada. Esa confesión, inhabitual en una época en la que la opinión claramente mayoritaria era que la violencia doméstica no debía traspasar las paredes de las casas, fue un punto de inflexión en la azarosa vida de la protagonista, y es el acontecimiento escogido por los directores para dar forma a una película que, en todo momento, responde al esquema de las memorias filmadas de Tina Turner, nacida en una pequeña localidad del sureño estado de Tennessee, hija de aparceros, y que desde niña conoció la violencia familiar, la falta de cariño y el abandono de sus progenitores. La música fue su refugio, y antes de cumplir la mayoría de edad ya era la voz solista de los Kings of Rhythm. la banda liderada por el talentoso músico que primero la promocionó y la protegió, y posteriormente convirtió su vida en un infierno, con intentos de suicidio incluidos. Violento, mujeriego y drogadicto, Ike Turner hizo de Tina una estrella y una esclava. Pocos años después de Proud Mary, el mayor éxito del dúo, la situación se había deteriorado tanto que un día, de camino a un concierto, la cantante huyó después de la enésima paliza, poniendo fin a más de una década de matrimonio, con un hijo en común, más los dos que tuvo Ike con su primera esposa, Lorraine, y el que aportó Tina, fruto de una breve relación con Raymond Hill, saxofonista de los Kings of Rhythm. Después llegaron para Tina Turner los largos años de ostracismo por parte de la industria discográfica, la confesión y la determinante figura de Roger Davies, el manager bajo cuya dirección llegó el éxito multitudinario para la cantante.
A partir de esa entrevista de 1981, que aleja a Tina de la linealidad cronológica propia de este tipo de productos, la película se estructura en cinco partes, marcadas por las dificultades sufridas por la heroína y la omnipresente sombra del villano porque, si lo que pretendía Tina Turner era sacar a la luz su larga pesadilla conyugal y cerrar el tema para siempre, sucedió todo lo contrario, porque Ike, que tuvo numerosos encontronazos con las autoridades a causa de su abuso de los narcóticos, estaba presente en cada entrevista, en cada programa de televisión, en cada evento público. Este pionero del rock & roll también ocupó un lugar importante en los libros de memorias y en la película basada en la vida de la cantante, todo hay que decirlo. En conjunto, Tina ofrece una muy americana historia de superación, aunque exenta de tonterías porque en este relato hay mucho dolor. Ser objeto de violencia convierte a las personas en víctimas, pero no en héroes. Lo que es admirable en Tina Turner, y los directores se esfuerzan en recalcarlo, es el no haber volcado en otros sus enormes frustraciones y, sobre todo, el hecho de que poca gente ha llegado tan arriba partiendo desde tan abajo. Me sobra ese final tan tópico al son de The best, pero en general el trabajo de Lindsay y Martin es brillante, con un sabio manejo del abundante material de archivo del que dispusieron y una notable capacidad para que el relato sea ágil y no caiga en lo reiterativo. Choca que no se hable de la relación que le dio a Tina Turner su primogénito, o la nula presencia de Ronnie, el único hijo común de los dos grandes protagonistas de la película, pero ya se sabe, así son las autobiografías. Esta, eso sí, está rodada con muchos medios, tiene un acabado brillante, refleja una vida que son muchas en una sola, y no aparta la vista ante los episodios oscuros, que no escasean. Y el final es feliz, porque Tina Turner encontró la paz y el amor que tanto buscó a una edad en la que la mayoría hace lo correcto al abandonar toda esperanza. Cierto es que lo único verdaderamente novedoso que contiene la película está en algunas de sus imágenes de archivo, porque esta obra, en lo narrativo, poco dice que no conozcan quienes han seguido la trayectoria de la biografiada, pero Tina es un documental potente y muy bien hecho sobre una gran figura de la música, que en el film hay mucha, y muy buena. Añado, por último, que tampoco se oculta que Tina Turner alcanzó la cima en solitario edulcorando su estilo y plegándose a las exigencias de un mercado en el que la música ya empezaba a ser un elemento secundario para sus rectores. Ahí queda el dato que el mayor éxito en solitario de una intérprete de alma rockera y apabullante despliegue escénico fuese una canción pop, escrita para ser interpretada por… Bucks Fizz, y que tampoco gustaba en exceso a la mujer que la llevó al primer lugar de las listas. Esto es un sucinto retrato de la degeneración de la música popular en los años 80, que después no ha hecho más que aumentar. Sin embargo, como en ocasiones Dios escribe recto con renglones torcidos, bien está que ese calculado método de producción llevara hasta la cima a una artista como la copa de un pino: Tina Turner, cuyo testamento fílmico no decepcionará a nadie.