THE WAR WAGON. 1967. 100´. Color.
Dirección: Burt Kennedy; Guión: Clair Huffaker, basado en su novela Badman; Dirección de fotografía: William H. Clothier; Montaje: Harry Gerstad; Música: Dimitri Tiomkin; Decorados: Ray Moyer; Dirección artística: Alfred Sweeney; Producción: Marvin Schwartz, para Batjac Productions-Marvin Schwartz Productions-Universal Pictures (EE.UU.).
Intérpretes: John Wayne (Taw Jackson); Kirk Douglas (Lomax); Howard Keel (Levi Walking Bear); Robert Walker, Jr. (Billy); Keenan Wynn (Fletcher); Bruce Cabot (Frank Pierce); Joanna Barnes (Lola); Valora Noland (Kate); Bruce Dern, Gene Evans, Terry Wilson, Don Collier, Emilio Fernández, Hal Needham.
Sinopsis: Un hombre que acaba de salir de la cárcel planea el robo de un cargamento de oro al magnate que se apropió de sus tierras.
Guionista que se pasó a la dirección en la década de los 60, Burt Kennedy hizo fortuna en el western, ofreciendo una visión desmitificadora, cuando no directamente paródica, de las andanzas de los pistoleros del Salvaje Oeste. La paradoja es que Ataque al carro blindado, que según la opinión mayoritaria es la mejor de las películas dirigidas por Kennedy, no está basada en un guión suyo, sino en la adaptación que Clair Huffaker hizo de su propia novela Badman. Lo esencial es que, apoyado en el protagonismo de sus dos estrellas principales, el film proporciona un buen entretenimiento, y así lo supo ver el público de la época, que reaccionó bien al estreno de una obra menor dentro del género, pero muy digna.
Ya entrados los años 60, el western había perdido buena parte del favor que las audiencias estadounidenses le habían concedido en la década anterior. No sucedía lo mismo en el Viejo Continente, donde las películas del Oeste rodadas en España hacían verdadero furor entre los espectadores. En unas latitudes y en otras, se imponía una revisión de los cánones del género, que se realizó desde distintos ángulos según lugares y autores. El escogido por Burt Kennedy fue, en lo primordial, asociarlo con la comedia, y Ataque al carro blindado es un buen ejemplo de ello. La historia que se cuenta, el enfrentamiento entre un hombre salido de la cárcel con el terrateniente que le arrebató sus posesiones, con un experto en el manejo del revólver a medio camino entre ambos, podía dar fácilmente pie a un drama de violencia y venganza, pero el enfoque es, en todo momento, ligero, incluso en las persecuciones y tiroteos. Tampoco hallaremos aquí el canónico duelo con el que suelen finalizar estas películas, ni el tantas veces innecesario romance entre el héroe y la protagonista femenina. Kennedy apuesta por el entretenimiento puro y por la liviandad de planteamientos y situaciones. Se respetan, eso sí, muchas características del western clásico: los maravillosos planos generales de los paisajes del Viejo Oeste, las peleas en el saloon, la idea del botín como finalidad que todo lo justifica o la intervención en el conflicto de las tribus indias están ahí. Sin embargo, la manera de abordar la relación entre el hombre que busca recuperar lo que es suyo y el pistolero contratado para matarle, que cambia de idea en cuanto comprueba que sacará mucho más dinero si ayuda a su presunta víctima a desvalijar esa fortaleza andante, cargada de oro, que da título a la película, coloca a Ataque al carro blindado como un precedente de las buddy movies que triunfarían años más tarde, siguiendo a su vez la estela que ya exploró, por ejemplo, el patriarca del western John Ford en Dos cabalgan juntos. Incluso la escena en la que los protagonistas liquidan a los dos pistoleros que planean asesinar a Tax Jackson, el ex-presidiario, termina con un chascarrillo cómplice entre él y Lomax, el pistolero. Donde el afán revisionista se percibe también de un modo muy claro es en el tratamiento que se da a los indios, que tampoco es nada que inventara Burt Kennedy pero que sí ejecuta a conciencia.
En lo formal, Ataque al carro blindado es un western de los de toda la vida, gracias sobre todo al trabajo que, en especial en los exteriores, realiza quien merece ser considerado el cameraman del Oeste por excelencia, William H. Clothier. Por lo demás, la película es muy entretenida, contiene diálogos ingeniosos y el ritmo es vibrante, así que de esto hay que extraer que Burt Kennedy realizó un trabajo inspirado, en el que la secuencia del asalto final al carruaje en el que el malvado magnate Pierce oculta una fortuna está rodada a la altura exigible a un gran western. Otro elemento que también aporta un valor añadido a la película es la banda sonora de otro clásico del género, Dimitri Tiomkin, en la que fue su brillante despedida del tipo de cine que le dio varios de sus mayores éxitos.
El film no sería lo que es, y decir esto no es más que subrayar una evidencia, de no contar al frente de su reparto con el mayor símbolo del western y con una estrella absoluta que también sentía devoción por el género. John Wayne nunca deja de ser John Wayne, pero aquí ofrece una versión más desenfadada de su icónico y eterno personaje, en un tono ligero que se le había visto más en algunas de sus incursiones en otros géneros que en westerns precedentes. Kirk Douglas interpreta a un tipo que viene a ser una versión más lúdica (y cínica) del legendario Doc Holliday que encarnó a las órdenes de John Sturges y, como de costumbre, lleva hacia su terreno la película entera. Que en ella aparezca Howard Keel como indio ya puede considerarse un chiste en sí mismo, y Robert Walker, Jr. no es que lo haga mal, pero demuestra que no heredó todo el talento de sus padres. Keenan Wynn está algo desaprovechado en el rol de marido celoso, y Bruce Cabot es un villano correcto, pero algo falto de carisma en comparación con el dúo protagonista. Bien la recientemente fallecida Joanna Barnes dando vida a un antiguo amor de Lomax, y lo mismo un joven Bruce Dern, ya muy curtido en la televisión como su compañera, en la piel de un malogrado aprendiz de pistolero. A modo de anécdota, citar las breves apariciones de Emilio Fernández y del jefe de especialistas, y futuro director taquillero, Hal Needham.
Entretenida a más no poder, pero intrascendente, Ataque al carro blindado es una buena manera de pasar un rato agradable viendo cine, pero no posee ningún rasgo que la haga verdaderamente especial.