THE GENERAL´S DAUGHTER. 1999. 113´. Color.
Dirección: Simon West; Guión: Christopher Bertolini y William Goldman, basado en la novela de Nelson De Mille; Dirección de fotografía: Peter Menzies, Jr.; Montaje: Glen Scantlebury; Música: Carter Burwell; Diseño de producción: Dennis Washington; Dirección artística: Ann Harris y Thomas T. Taylor; Producción: Mace Neufeld y Stratton Leopold, para Neufeld Rehme Productions-Paramount Pictures (EE.UU.).
Intérpretes: John Travolta (Paul Brenner); Madeleine Stowe (Sara Sunhill); James Cromwell (General Campbell); Timothy Hutton (Coronel Kent); Leslie Stefanson (Elisabeth Campbell); James Woods (Coronel Moore); Clarence Williams III (Coronel Fowler); Daniel Von Bargen (Yardley); John Beasley, Boyd Kestner, Peter Weireter, Mark Boone Junior, Brad Beyer, John Benjamin Hickey, Rick Dial, John Frankenheimer.
Sinopsis: Un investigador del Ejército se hace cargo, junto a una psicóloga experta en delitos sexuales, de las pesquisas para esclarecer la violación y posterior asesinato de la hija de un general estadounidense.
Cineasta alejado de toda pretensión de autoría, Simon West surgió del mundo de la publicidad y el videoclip y, a pocos años del cambio de siglo, debutó en la realización de largometrajes con todo un éxito de taquilla, Con air. Después, el director se hizo cargo de su proyecto más ambicioso en lo artístico hasta la fecha: La hija del general, adaptación, en parte llevada a cabo por un auténtico pura sangre como William Goldman, de una novela que criticaba la ley del silencio que imperaba en el ejército de los Estados Unidos en materia de agresiones sexuales. La temática hizo que, como es lógico, el estamento militar rehusara hacer cualquier contribución a una película que, en cierto modo, se quedó a medio camino en lo fundamental: dio dinero, aunque no reventó taquillas, y tuvo buenas críticas, sin despuntar como una obra relevante en lo artístico, en unos años en los que las buenas películas proliferaban como no lo han hecho después.
Todo comienza cuando en una base militar aparece el cuerpo de una mujer asesinada. Todos los indicios apuntan a que se trata de un crimen de naturaleza sexual. El caso se le encarga en primera instancia a Paul Brenner, un experto investigador de las Fuerzas Armadas. La víctima, una joven capitana en activo, era además la hija del general Campbell, un militar de enorme prestigio que, tras su inminente retiro, planea dedicarse a la alta política. A Brenner le asignan como compañera a Sara Sunhill, psicóloga especializada en agresiones sexuales, con la que el investigador mantuvo un romance en el pasado. Ambos inician sus pesquisas, que toman un cariz aún más turbio cuando descubren, en la vivienda de la oficial asesinada, un cobertizo lleno de pruebas inequívocas de que la víctima tenía relaciones sadomasoquistas con diferentes miembros de la base. Brenner se hace con algunos vídeos grabados en esas sesiones de dominación, pero un hombre enmascarado le agrede y se lleva las cintas, en lo que no será más que un primer aviso de lo peligroso de la misión encomendada.
Opino que La hija del general destaca en un aspecto clave, como es el guión. El conflicto se introduce de inmediato y se desarrolla de una forma clara, pero no demasiado obvia, sin que los giros argumentales propios de esta clase de thrillers sean muy forzados. Los diálogos, además, son mejores de lo usual en esta clase de productos, destacando los que se le brindan al principal personaje femenino. En los roles secundarios, o mejor dicho en algunos de ellos, se cae algo más en el trazo grueso, pero en conjunto estamos ante un film escrito por gente dotada de talento e ingenio, que hace uso de los lugares comunes sin zambullirse del todo en ellos. Es de agradecer que se nos ahorre una subtrama romántica entre los dos investigadores, o que, aunque no falte el edificante rótulo del epílogo (a pesar de todo, el sistema funciona, ya saben), la película constituya una contundente condena al nodo en que se trata a las víctimas de violaciones en los cuerpos uniformados, incluso siendo hijas de un oficial de alto rango. Ahí queda la frase que ese personaje tan redondo que es el coronel Moore le dice a Brenner: «Hay algo peor que una violación. Cuando averigüe qué es, habrá resuelto el caso».
La puesta en escena es claramente videoclipera, lo que no acaba de encajar con la naturaleza de la película pero bueno, uno hace lo que sabe, y no todos los directores de vídeos musicales acabaron siendo David Fincher. En lo estético, la película está muy cuidada, pero viéndola parece que alguien amenazara a Simon West con dispararle a quemarropa si incluía en el film un plano de más de cinco segundos. Ese montaje sincopado me parece una forma muy artificiosa de incrementar el ritmo narrativo, algo así como un dopaje cinematográfico. Por otra parte, se cae en un defecto muy típico del cine estadounidense: el film es muy explícito, a veces incluso efectista, en la exposición de la violencia, pero muy pacato en la del sexo, lo cual puede chocar siendo este el aspecto sobre el que gira toda la trama. A la banda sonora, que firma Carter Burwell, le sucede lo que al resto de la película. está bien, incluso muy bien a ratos, pero no tiene nada que la haga especial, pudiendo tenerlo.
Otro de los principales defectos de La hija del general es, a mi juicio, la elección del protagonista masculino. Por un lado, me cuesta ver a John Travolta, un actor al que uno asocia más con la imagen de un tío bailongo, como concienzudo sabueso uniformado, pero es que el estado físico del actor tampoco se corresponde con el que cabría esperar de un duro investigador militar. No creo que Travolta lo haga mal, a pesar de todo, pero sí que no era el intérprete idóneo para encabezar este reparto. Madeleine Stowe, actriz bella y talentosa que un día decidió que el estrellato en Hollywood no era algo por lo que perder la cabeza, hace una notable labor en la piel de un personaje muy cuidado por los guionistas que ella no desaprovecha en absoluto, en el que fue uno de sus últimos papeles importantes en la gran pantalla. Dicho lo cual, la película contiene dos interpretaciones impresionantes, las de los dos James: Cromwell, inmejorable como profesional de élite exento de sensibilidad, y Woods, que borda su interpretación del principal sospechoso del crimen, el coronel Moore. Ambos, que no llegan a coincidir en escena, engrandecen la película. Timothy Hutton está bien, pero queda en segundo plano comparado con esos monstruos, a Clarence Williams III le encuentro algo forzado en su intento de interpretar hacia adentro, y Leslie Stefanson, actriz que prometía pero que decidió volcar sus inquietudes artísticas en la escultura, raya a un nivel bastante alto.
Creo que La hija del general es una película notable, sólida y poderosa, pero que hubiera necesitado a un director más dotado y menos impersonal que Simon West para dar de sí todo lo que prometía.