HIS WEDDING NIGHT. 1917. 18´. B/N.
Dirección: Roscoe Fatty Arbuckle; Guión: Roscoe Fatty Arbuckle y Joseph Anthony Roach; Director de fotografía: George Peters; Montaje: Herbert Warren; Producción: Joseph M. Schenk, para Comique Film Company-Paramount Pictures (EE.UU).
Intérpretes: Roscoe Fatty Arbuckle (Dependiente); Buster Keaton (Repartidor); Al St. John (Pretendiente rival); Alice Mann (Alice); Arthur Earle, Jimmy Bryant, Josephine Stevens, Alice Lake.
Sinopsis: Fatty es un dependiente que se ha comprometido con la hija del tendero, algo que otro de los empleados del local, que también quiere casarse con la joven, se niega a aceptar.
Inmerso en una carrera que, por entonces, era una máquina de fabricar éxitos, Roscoe Fatty Arbuckle estrenó Noche de bodas, cortometraje que afianzó su estatus de estrella y en el que volvió a contar con Buster Keaton, aunque esta vez la contribución de ese futuro mito del cine se circunscribió al ámbito interpretativo. Una vez más, Arbuckle se situó a ambos lados de la cámara para facturar un producto en el que, a pesar de que el objetivo principal era su propio lucimiento, mostró de nuevo generosidad a la hora de ceder espacio relevante a sus compañeros de reparto.
En la película, Fatty es un dependiente, que lo mismo vende perfumes que llena el depósito de gasolina de los vehículos que se acercan a su lugar de trabajo, el dueño del cual es un anciano de aspecto venerable cuya hija, Alice, está prometida en matrimonio con el protagonista, para desespero de otro de los empleados del establecimiento. A pesar de la tenaz oposición del despechado pretendiente, el compromiso llega hasta el punto de que un repartidor acude al comercio con el vestido de novia de Alice. Después de salir trasquilado en una disputa, el proyecto frustrado de novio regresa a la tienda con dos compinches y la intención de secuestrar a la chica para forzarla a que se case con él.
En Noche de bodas se dan cita varias de las constantes de los filmes de Arbuckle: su predilección por interpretar a dependientes, la jovialidad de su personaje, siempre afortunado en amores, y la bonhomía casi infantil con la que afronta los avatares de la vida, incluso la rivalidad sentimental. Aparecen, cómo no, las peleas a varias bandas, con el correspondiente lanzamiento de objetos que termina provocando un enfrentamiento de todos contra todos. Se repite también el travestismo, pues es el repartidor quien se prueba el vestido de novia de Alice, y quien es secuestrado por error. Los gags, ingeniosos y acelerados, funcionan bien en general, aunque aquel en el que Fatty duerme con cloroformo a una clienta, y de paso a su futuro suegro, para besar sin oposición a la joven sea francamente desafortunado y se vea como un triste preludio del escándalo que arruinó la carrera de Arbuckle. Eso sí, este sonoro tropiezo da pie a un gag que sí es francamente gracioso, el de una segunda clienta que, no sólo no cae en el sopor debido al cloroformo, sino que siente tal predilección por ese líquido que hasta lo utiliza como perfume y llega a bebérselo, sin notar en absoluto sus efectos narcóticos, ante la estupefacción de su intento de abusador. La escena en la que la falsa Alice es secuestrada destaca por su energía, que se mantiene hasta que todos los personajes se dan cita ante el juez, en el lugar donde debía consumarse el matrimonio forzoso.
Roscoe Fatty Arbuckle presenta su perfil más característico, aunque como se ha dicho en la película aparece una faceta de pervertido en su personaje que contrasta con su carácter ingenuo. Mostrando sus indudables cualidades para la comedia, Fatty resulta divertido, aunque es preciso señalar que se ve eclipsado por un Buster Keaton brillante, ya en plena posesión de los registros que le convirtieron en leyenda. Desternillante como improbable novia raptada, Keaton llega a sonreír en algún momento, algo muy raro de ver, aunque no pierde ese rictus imperturbable en las situaciones más estrambóticas. El sobrino de Arbuckle, Al St. John, repite como antagonista, y cae de nuevo en el pozo de la sobreactuación, pese a lo cual su despliegue de energía le hace no desentonar. Alice Mann, actriz que tuvo una carrera poco rutilante en la época muda, cumple bien en el típico rol femenino pasivo de esta clase de films. Señalar, por último, que esta película contiene la única aparición de la malograda Virginia Rappe en un film de Roscoe Fatty Arbuckle, la persona a quien su recuerdo permanece tristemente unido para siempre.
Noche de bodas no es el mejor trabajo de Fatty, pero sí derrocha agilidad, es muy divertido por momentos e incluye a un Buster Keaton superlativo.