PACO DE LUCÍA: LIGHT AND SHADE. 1994. 60´. Color.
Dirección: Michael Meert; Guión: Michael Meert; Dirección de fotografía: Alfonso Sanz; Montaje: José Flor; Música: Paco de Lucía; Producción: José Montes Baquer, Hans-Peter Birke-Malzer y Bernd Hellthaler, para WDR-RTVE-ARTE-Euroarts (España).
Intérpretes: Paco de Lucía, María Lucía Sánchez, Alfredo Grimaldos, Antonio Sánchez.
Sinopsis: Retrato del guitarrista gaditano Paco de Lucía.
El ya veterano realizador alemán Michael Meert ha dirigido diversos trabajos cinematográficos con la música como eje fundamental, entre los cuales el film que nos ocupa, dedicado al genio de la guitarra Paco de Lucía. Son varios los documentales dedicados a la figura del tocaor de Algeciras, y la difusión de este en concreto se limita a canales especializados en música culta, pero se trata de una obra muy recomendable para neófitos que quieran profundizar en el arte del guitarrista, porque en una hora de metraje se retrata de una forma precisa su universo artístico.
En Paco de Lucía: Sol y sombra es el guitarrista quien se expresa, con sus propias palabras en una extensa entrevista que salpica toda la obra, pero también con la guitarra, en fabulosos documentos de archivo que recogen momentos decisivos en la trayectoria de quien en mi opinión es el mayor artista, de cualquier disciplina, nacido en España después de la Guerra Civil. En el film se recoge la pasión de Paco por el mar, su infancia en Algeciras, sus inicios con la guitarra, marcados por la férrea disciplina impuesta por su padre, Antonio Sánchez, sus primeras aventuras profesionales, apenas alcanzada la adolescencia, la explosión de popularidad que supuso Entre dos aguas, el encuentro con Camarón de la Isla, sus grabaciones y giras junto a músicos de jazz como Chick Corea, John McLaughlin o Al di Meola, su trayectoria con el Sexteto y el desafío que supuso la grabación del Concierto de Aranjuez. Todo eso está aquí, explicado por el propio artista. Su hermana María Lucía recopila ante las cámaras anécdotas de los primeros años de la vida del genio, mientras que el flamencólogo Alfredo Grimaldos pone en contexto la excepcional aportación de Paco al flamenco. Él habla de sus influencias, entre las que destacan Niño Ricardo y Sabicas, de lo que le costó entender los entresijos de la improvisación sobre el escenario o de por qué los músicos clásicos acostumbran a interpretar la obra magna de Joaquín Rodrigo de una forma que él entiende como antinatural. Por encima de eso está su toque sublime, presente en toda la película. El director, que cumple con su función de testigo al servicio del maestro, acierta al incluir imágenes de archivo de índole familiar, en las que Paco aparece junto a su padre, ya anciano, y también dolorosos extractos del funeral de Camarón, ceremonia en la que tuvieron lugar unos hechos indignantes que el tiempo ha juzgado de manera inequívoca. En contraste, el compendio recogido en la película de los conciertos junto al Sexteto, o en distintos festivales junto a McLaughlin y Di Meola, proporcionan al melómano la experiencia de lo sublime. Por esto, la película de Michael Meert es del todo recomendable, por ofrecer tanto en tan poco tiempo.