WILLIAMS & MANSELL: RED 5. 2023. 103´. Color.
Dirección: James Wiseman; Guión: James Wiseman; Dirección de fotografía: Simon Pinfield y John Sterling; Montaje: Kieran Humphries; Producción: Tas Booker, para BetaCandy- Wiser Films-Sky (Reino Unido).
Intérpretes: Nigel Mansell, Peter Windsor, Ann Bradshaw, Karun Chandhok, James Allen, Jenson Button, Damon Hill, Steve Rider, Stewart Prattley.
Sinopsis: Repaso a la trayectoria del piloto inglés Nigel Mansell y de la escudería donde logró sus mayores éxitos, Williams.
Realizador y productor televisivo especializado en el mundo del motor, James Wiseman ha unido, en su trabajo más reciente hasta la fecha, a dos de los nombres más legendarios del automovilismo británico: los de la escudería de Fórmula 1 Williams y el piloto Nigel Mansell, que condujo estos vehículos en su época de máximo esplendor. Un regalo para los viejos aficionados a la competición más importante del mundo del motor, y también un ejercicio de nostalgia no exento de cualidades que apreciarán otro tipo de espectadores.
El film está realizado de manera competente, pero justo es reseñar que, en lo cinematográfico, no tiene nada de particular. Su mérito radica en posar su mirada en un mundo fascinante, y en hacerlo desde un prisma distinto al acostumbrado, más allá de la mitología creada alrededor de la escudería Ferrari o el piloto Ayrton Senna, o del impacto, del que el cine se ha hecho eco en diversas ocasiones, de nombres como los de Niki Lauda, James Hunt o, más recientemente, Michael Schumacher. Esta película tiene mucho valor para quienes, en España, vibrábamos con la Fórmula 1 décadas antes de que este deporte ganara mucha popularidad a raíz del fulgurante éxito de Fernando Alonso a principios de este siglo. Williams y Mansell: Red 5 es un homenaje a una escudería mítica y a uno de los más legendarios y queridos pilotos ingleses, pero también lo es a la Fórmula 1 del siglo pasado, en la que el papel de los conductores en el éxito o fracaso de los equipos, y también el riesgo personal que asumían en las carreras, eran superiores a los de la actualidad. A todos aquellos que hoy ven a Williams en las catacumbas del Mundial de constructores, lugar en el que se mueve desde hace demasiados años, conviene recordarles que estamos ante una escudería que ha ganado 9 veces ese título, y que siete pilotos distintos han conseguido el campeonato conduciendo sus monoplazas. Uno de ellos, Nigel Mansell, es el protagonista de un film que se desplaza en paralelo a través de dos trayectorias que confluyeron a mediados de los años 80. Mansell, nacido en la industrial Birmingham, representa un perfil distinto al habitual en los campeones automovilísticos, pues proviene de una familia de clase media sin antecedentes en el mundo de las carreras. Como tantos otros pilotos, se inició en el karting, y sus buenos resultados le fueron aupando hasta la cumbre, a pesar de que su escasez de recursos económicos le llevó a desempeñar empleos que muy pocos pilotos de élite se han visto obligados a aceptar. El ascenso de la escudería de Frank Williams fue mucho más rápido, pues en tres años pasó de debutar como equipo independiente a ganar el Mundial de pilotos, allá por 1980. Añado aquí un apunte personal: mi primer recuerdo de la Fórmula 1 data de ese año, v¡endo con mi padre las carreras, que por entonces retransmitía Televisión Española con los comentarios de Pepe Díez. Al niño que yo era le impactó ese coche número 27 al que Alan Jones llevó hasta el título mundial, y desde entonces sigo con interés la Fórmula 1 y mi equipo favorito sigue siendo Williams, que al año siguiente, el del intento de golpe de Estado en España, se coronó por primera vez como campeón mundial de constructores. Para entonces, Nigel Mansell ya había llegado a la Fórmula 1, pilotando otro coche legendario: el Lotus negro creado por Colin Chapman. Fue la muerte de este, y el posterior distanciamiento de Mansell con sus sucesores, lo que llevó a su fichaje por Williams en 1985. El resto, como se suele decir, es historia.
Una historia que, en primer lugar, narra el propio Mansell, un tipo corriente en un mundo hiperelitista, que analiza con pocos filtros su trayectoria, y su gran rivalidad con dos pilotos brasileños, Nelson Piquet y Ayrton Senna. Uno echa en falta testimonios importantes, como el de Patrick Head, mano derecha de Frank Williams durante décadas, pero ahí están Peter Windsor, nombre importante de la escudería de Grove, Ann Bradshaw y dos campeones británicos como Jenson Button y Damon Hill, el segundo de los cuales ganó también un Mundial pilotando para Williams, para ilustrar al espectador sobre lo mucho que representan Williams y Mansell en la historia de la Fórmula 1. James Wiseman se centra en las carreras, haciendo una recopilación anual de las trayectorias de piloto y escudería, con especial énfasis en el histórico año 1992, en el que Mansell, conduciendo uno de los mejores coches de competición de la historia, el Williams FW14B, ganó el campeonato del mundo de pilotos a los 39 años. Aún recuerdo su arrasadora victoria en el primer Gran Premio que se celebró en el circuito de Montmeló, donde nadie fue capaz de seguir el ritmo del Red 5. Wiseman, que sabe que la nostalgia y la lucha contra las adversidades (Mansell nunca lo tuvo fácil, y no conviene olvidar que perdió el Mundial de 1986 por culpa de un reventón en una rueda en la última carrera) son dos de los ejes de su película, nos brinda un final emotivo, con el homenaje a Mansell que tuvo lugar en un Gran Premio de Inglaterra en el que el piloto volvió a subirse a su monoplaza más legendario, recibiendo el tributo de aficionados y de nuevas estrellas como el tetracampeón Sebastian Vettel, tan fanático del FW14B que se compró uno de esos coches para tenerlo en su garaje. Digno final para un piloto tan rápido como carismático, y para un film imprescindible para cualquier aficionado al automovilismo, y al deporte en general.