Si hablamos de España, un titular como ese sólo puede referirse al fútbol. Y así es: la selección española de tan mayoritario deporte se ha proclamado campeona de Europa. Confieso que he seguido muy poco el torneo porque, cada vez que intentaba ver un partido, apenas podía aguantar un cuarto de hora sin cambiar el canal de la tele de puro aburrimiento. No obstante, España es ahora mismo la mejor selección de Europa, y su triunfo es indiscutible. Eso sí, como siempre he ido muy escaso de fervor patriótico (también respecto a la patria chica), prefiero reservar el mío para cuando este país tenga algo que celebrar más allá de los éxitos deportivos.