Casi un año y medio después de mi primer y afortunado encuentro con su música, anoche acudí raudo y veloz al Jamboree para disfrutar del concierto de quien para mí ya es uno de los referentes de la guitarra moderna, Jonathan Kreisberg. Brillante, de toque ágil y preciso, y amigo de experimentar con los sonidos para darle nuevos colores a sus improvisaciones, este guitarrista es un tipo a seguir. Si además aparece al frente de un cuarteto de primera división, pues se me ocurren pocas opciones mejores de comenzar un fin de semana para los buenos aficionados al jazz. A dos de los miembros del cuarteto, el bajista Orlando LeFleming y el saxofonista y pianista Will Vinson, les vi también hace pocos meses: en el mismo local, esa vez integrando cuarteto liderado por Vinson. El miembro restante, el batería Colin Stranahan, un tipo con aspecto de geek excéntrico y mucho que ofrecer a los tambores, fue asimismo un descubrimiento.
El que vi ayer era el último set de una gira de dos semanas que ha llevado al cuarteto por tierras de Italia y España. A los músicos se les veía distendidos y alegres, lo que suele ser buena señal. Empezaron con Stella by starlight, y un servidor daba gracias por no haberse quedado en casa. Tanto en las composiciones propias (Zembékiko, tema influenciado por las músicas de la Grecia antigua), como en los standards, tanto en los tiempos rápidos (con versión de Charlie Parker incluida) como en los lentos (la balada Being human), Kreisberg demostró ser un guitarrista de primera fila, las intervenciones solistas de Vinson al saxo (como pianista, se limita al acompañamiento) fueron harto destacables, el cuarteto sonó compacto y compenetrado, y a uno le quedó la sensación de que, de un año a otro, Kreisberg y su banda han dado un salto adelante que les lleva directamente al escalón de los grupos de referencia del jazz moderno. El bis, con el guitarrista solo en el escenario interpretando Stardust con una elegancia y una sensibilidad extremas, fue sencillamente fantástico, y puso un excelente broche final a una velada jazzística en la que una gran banda se ganó a pulso todos y cada uno de los muchos aplausos que recibió. De seguir así, muchos más recibirá.
Kreisberg, en trío (con Stranahan a la batería) por Monk:
En quinteto, con Vinson al saxo y en 2008: