MURDER BY DECREE. 1979. 124´. Color.
Dirección: Bob Clark; Guión: John Hopkins, basado en la novela de Elwyn Jones y John Lloyd The Ripper File, y utilizando personajes creados por Arthur Conan Doyle; Director de fotografía: Reginald H. Morris; Montaje: Stan Cole; Música: Carl Zittrer y Paul Zaza; Diseño de producción: Harry Pottle; Dirección artística: Peter Childs; Vestuario: Judy Moorcroft; Producción: Bob Clark, René Dupont y Robert A. Goldston, para Canadian Film Development Corporation y Famous Players (Canadá-Gran Bretaña).
Intérpretes: Christopher Plummer (Sherlock Holmes); James Mason (Dr. Watson); David Hemmings (Inspector Foxborough); Donald Sutherland (Robert Lees); Susan Clark (Mary Kelly); Anthony Quayle (Sir Charles Warren); John Gielgud (Primer Ministro); Geneviève Bujold (Annie Crook); Frank Finlay (Inspector Lestrade); Peter Jonfield (William Slade); Roy Lansford (Sir Thomas Spivey); Chris Wiggins, Teddi Moore, Catherine Kessler, Ron Pember, June Brown.
Sinopsis: En los últimos años de la época victoriana, y mientras empiezan a surgir movimientos revolucionarios populares en Inglaterra, un asesino de prostitutas, conocido como Jack el Destripador, tiene aterrorizado al barrio de Whitechapel. Requerido por los comerciantes de la zona, el detective Sherlock Holmes, ayudado por su inseparable Watson, tratará de descubrir al criminal, pero a medida que avanza en sus pesquisas comprueba que personas muy poderosas le protegen.
Esta película promete ser de las de sentarse y disfrutar: Londres, finales del siglo XIX, Holmes y Watson contra Jack el Destripador, un excelente plantel de actores… y sí, pese a algunos fallos, Asesinato por decreto se disfruta, a ratos mucho. Cuenta, como ya he dicho, con muy buenas bazas para gustar, y la mayoría las aprovecha con acierto.
A la Reina Victoria le quedan, se sabe, pocos años. Entre las altas instancias inglesas existe inquietud respecto al futuro, encarnado en el Príncipe de Gales, en parte por el surgimiento en las clases populares de movimientos de corte socialista o anarquista que se oponen a la monarquía y reclaman condiciones dignas de vida y trabajo. Mientras, un asesino aficionado a descuartizar prostitutas siembra el pánico en el humilde barrio de Whitechapel. La mitología popular ya le ha bautizado como Jack el Destripador, y la policía, que no es capaz de capturarle, sorprendentemente no recurre a la ayuda del mejor detective del mundo, Sherlock Holmes. Son los comerciantes del barrio quienes por fin deciden acudir a Holmes, quien, a medida que va desmadejando el hilo que le lleva hacia el Destripador, descubre una oscura trama que salpica a los más altos cargos del Estado, incluyendo a la familia real. La película, pues, hace suya la teoría más retorcida (y, precisamente por eso, la más verosímil), acerca de la verdadera identidad del asesino de Whitechapel, teoría desarrollada de forma espléndida por Alan Moore en su novela gráfica Desde el infierno: los deslices reales han de taparse a cualquier precio, máxime si ese precio son sólo unas cuantas rameras descuartizadas, y un asesino nacido en un despacho que se convertirá en leyenda. Esta forma de pensar puede resultar familiar, por cuanto es la que tienen los poderosos desde la noche de los tiempos. Sherlock Holmes, inteligente y apolítico, no puede menos que escandalizarse ante el resultado de sus investigaciones, pero quienes mueven los hilos (todos ellos pertenecientes a la masonería, por cierto) saben lo que tienen que hacer para poner coto a los excesos de curiosidad.
Uno tiene la impresión de que esta película se halla lastrada por su falta de pretensiones, aunque su guión y su plantel de actores pueda sugerir lo contrario. Quien haya leído el comic de Moore (lo cual recomiendo a todo el mundo) sabe a qué me refiero. El director, Bob Clark (que más tarde se haría famoso por dirigir esa oda al adolescente salidorro llamada Porky´s) cumple a secas, porque tampoco da para más. Los medios técnicos y presupuestarios no son los mejores, pero se acierta en la captación de lo malsano de la trama, y de gran parte de los personajes que la pueblan, así como de la niebla, la oscuridad y el peligro que se esconde en los bajos fondos londinenses. Sin embargo, ni la fotografía ni la música son nada del otro mundo, y uno siempre se preguntará cómo hubiera sido este film con el mismo guión e idéntico reparto, pero dirigido por Brian de Palma, fotografiado por Vilmos Zsigmond y musicado por Pino Donaggio. Con todo, se trata de una de las mejores películas que se han hecho sobre Sherlock Holmes, y desde luego se ve con interés. El discursivo epílogo, que podría resultar cargante (y por momentos es superfluo), se salva por la fuerza de algunos diálogos y, sobre todo, por la calidad de los actores, que son de lujo. Christopher Plummer da vida a un Holmes menos flemático y más humano que de costumbre, pero lo inspirado de su gestualidad y su formidable dicción le elevan a la altura de los mejores intérpretes del inquilino del 221 B de Baker Street. James Mason, en mi opinión uno de los cinco mejores actores de la historia del cine, borda su papel de un casi anciano, honrado y socarrón doctor Watson. Su sola actuación y sus diálogos con Plummer justifican el visionado de la pelicula. El resto de intérpretes, que aparecen en roles mucho más episódicos, son también de primera fila y aportan mucho peso a sus personajes, ya sean éstos el inspector de policía aliado de los revolucionarios interpretado por David Hemmings, el visionario al que da vida Donald Sutherland, la torturada mujer encarnada por Geneviève Bujold, la prostituta perseguida con los rasgos de Susan Clark, el hierático y ultraconservador jefe de policía al que incorpora Anthony Quayle, el cínico inspector recreado por Frank Finlay y, por supuesto, el arrogante y malvado Primer Ministro retratado por el gran John Gielgud. No hay tantas películas que reúnan actores de tanto talento, eso está claro.
Y, a todo esto, ¿quién es Jack el Destripador? Para saberlo, hay que ver la película. Vale la pena.
es una de las mejores peliculas sobre holmes, y sorprende que el director hiciera algo tan diferente como porkys , años despues. una pelicula con buena dosis de intriga y de suspense, sigues las andanzas de holmes con algo de inquietud, y dificil de encontrar. superior a desde el infierno, con una trama parecida.
De acuerdo en todo. Hay muy pocas películas sobre Holmes que superen a ésta. Bob Clark, visto lo conseguido aquí, podría haber hecho otras cosas interesantes como director, aunque seguro que con «Porky´s» se forró. En cuanto a «Desde el infierno», lo que puedo decir es que el cómic es magnífico. La película no la he visto aún.