CITIZEN X. 1995. 99´. Color.
Dirección: Chris Gerolmo; Guión: Chris Gerolmo, basado en el libro de Robert Cullen The Killer Department; Director de fotografía: Robert Fraisse; Montaje: William Goldenberg; Música: Randy Edelman; Diseño de producción: Jószef Romvári; Vestuario: Maria Hruby; Producción: Timothy Marx, para Asylum Films, Citadel Entertainment y HBO Pictures (EE.UU).
Intérpretes: Stephen Rea (Burakov); Donald Sutherland (Coronel Fetissov); Max Von Sydow (Dr. Bukhanovsky); Jeffery DeMunn (Andrei Chikatilo); Joss Ackland (Bondarchuk); John Wood (Gorbunov); Radu Amzulescu (Federenko); Imelda Staunton (Esposa de Burakov); András Bálint, Géza Balkay, Lászlo Váradi Balogh, Zsolt Biru, Ion Caramitru.
Sinopsis: 1982. En un bosque situado en las cercanías de Rostov aparece un cadáver con evidentes signos de violencia. El forense Burakov ordena buscar pruebas por toda la zona y aparecen nuevos cadáveres, que le llevan a pensar en la existencia de un asesino en serie. A partir de ahí, a Burakov se le encarga llevar la investigación y tendrá que enfrentarse, además de a un peligroso psicópata, a las múltiples trabas que la estructura burocrática soviética irá poniéndole en el camino.
Así como gran parte de las mejores películas del siglo XXI son series de television, también una de las mejores obras cinematográficas de los 90 es un telefilme. Ciudadano X recrea la caza de uno de los asesinos en serie más prolíficos de la historia, Andrei Chikatilo, El Carnicero de Rostov, haciendo hincapié en las condiciones, a menudo penosas, en que dicha caza se llevó a cabo. Burakov, primero forense y luego detective, es siempre un trabajador dedicado, honesto y ejemplar, que primero ha de enfrentarse a la incomprensión de sus subordinados y, cuando consigue la complicidad de éstos, a algo mucho peor: a la poderosa maquinaria burocrática del Partido, que, incapaz de asumir que en la idílica Unión Soviética comunista pueda existir un monstruo capaz de violar y asesinar brutalmente a jóvenes de ambos sexos, obstaculizará su trabajo de todas las maneras posibles mientras el asesino va ampliando su colección de cadáveres. El único respaldo que Burakov encontrará será el del inteligente coronel Fetissov, un hombre dotado del cinismo suficiente como para prosperar a la sombra de un sistema ineficaz en el que no cree, y que será el profesor que Burakov necesita para aprender a moverse entre las sombras del poder. La amistad entre estos dos hombres, surgida del mutuo respeto, y profundizada a partir de la acumulación de pequeños fracasos y de la lucha por superarlos, es uno de los grandes temas de la película, junto a la estupidez que inevitablemente conlleva el dogmatismo y a la propia investigación policial. En ningún momento del film se especula con la identidad del asesino, que no sólo nos es presentado desde casi el principio, sino que es captado por la cámara en varios de sus crímenes, a la vez que se nos van ofreciendo pinceladas de su vida no criminal (Chikatilo estaba casado, trabajaba en una fábrica y era miembro del PCUS) para que nos vayamos familiarizando con su perfil psicológico. En la realidad, y así se muestra en el filme, el Carnicero de Rostov fue detenido seis años antes de su captura definitiva, y puesto en libertad gracias al resultado imposible de las pruebas de sangre y semen que se le practicaron, y al hecho de que su perfil no se ajustaba al perfil de peligro social que manejaban los gerifaltes del Partido, que mientras Chikatilo asesinaba a sus anchas se dedicaban a la detención de homosexuales, gitanos y demás especímenes indeseables para el sistema. Esto es la película, la crónica de la lucha, que duró más de ocho años, de un hombre, apoyado sólo por un puñado de subordinados y una persona con cierto poder que cree en él, contra un asesino en serie y contra todo un sistema burocratizado hasta la esclerosis, que no sólo es incapaz de darle los medios necesarios para su investigación, sino que la entorpece de todos los modos posibles. Ciudadano X es también la crónica de un triunfo, de cómo la persistencia puede vencer a la adversidad, aunque sea después de muchos años y sin poder evitar el derramamiento de mucha sangre inocente, pese a que Chikatilo no era el típico psicópata de inteligencia superior de las películas, sino un asesino descuidado de puro compulsivo, que dejaba pistas y repitió el mismo modus operandi hasta la saciedad, un criminal que se vengaba a través del cuchillo de todas las humillaciones sufridas, de su cruel anonimato, de su impotencia.
Telefilme modélico, en la puesta en escena y en la parte técnica, y dotado de un guión brillantísimo, Ciudadano X es de largo la obra más conocida de Chris Gerolmo, conocido por ser el guionista de Arde Mississippi y autor de una filmografía escasa tanto en número de obras como en el reconocimiento obtenido por las mismas. No obstante, este film es un diamante, un tesoro oculto cuya riqueza se aprecia con mayor intensidad a medida que va transcurriendo el metraje. Parte de la gloria queda reservada a su pareja protagonista, unos inconmensurables Stephen Rea y Donald Sutherland que pocas veces han estado mejor en toda su carrera. Sus escenas juntos son pura brillantez, y la amistad entre sus personajes llega a resultar conmovedora, como lo son todas las escenas finales. Si a esto le sumamos al siempre impresionante Max Von Sydow en el papel del psiquiatra que acaba desenmascarando a Chikatilo, a un totalmente creíble Jeffrey DeMunn en el papel del psicópata, y a dos ilustres veteranos como Joss Ackland y John Wood en el papel de las arrogantes e intransigentes encarnaciones de la burocracia soviética, es fácil deducir que el interpretativo es uno de los puntos fuertes de una obra que empezó a poner de moda las siglas HBO como sinónimo de calidad y ficciones bien construidas. Lo dicho, uno de los mejores films de los años 90, y una obra imprescindible para todos los buenos amantes del cine… aunque nos venga envuelta en formato televisivo.