CHI L´HA VISTA MORIRE?/WHO SAW HER DIE? 1972. 90´. Color.
Dirección: Aldo Lado; Guión: Francesco Barilli y Massimo D´Avak, con la colaboración de Aldo Lado y Ruediger Von Spies; Director de fotografía: Franco Di Giacomo; Montaje: Angelo Curi y Jutta Brandstaedter; Música: Ennio Morricone; Diseño de producción: Gisella Longo y Alessandro Parenzo; Producción: Enzo Doria y Dieter Geissler, para Doria G.Film-Roas Produzioni-Dieter Geissler Filmproduktion (Italia-Alemania Federal).
Intérpretes: George Lazenby (Franco Serpieri); Anita Strindberg (Elizabeth Serpieri); Adolfo Celi (Serafian); Dominique Boschero (Ginevra); Peter Chatel (Philip Vernon); Piero Vida (Cuman); José Quaglio (Bonaiuti); Alessandro Haber (Padre James); Nicoletta Elmi, Rosemarie Lindt, Sandro Grinfa, Giovanni Forti Roselli.
Sinopsis: En Venecia, la hija de un escultor es asesinada, como lo había sido otra niña tiempo atrás. El artista decide investigar por su cuenta con el fin de descubrir al autor del crimen.
No creo estar cometiendo una gran injusticia al afirmar que la carrera como director de Aldo Lado es más bien mediocre. No obstante, sus primeros films contienen elementos a destacar. ¿Quién la ha visto morir?, su segundo largometraje, es un giallo con denominación de origen, rodado en la época de esplendor del subgénero y con una incuestionable vocación internacional, en la línea de La corta noche de las muñecas de cristal, el interesante debut del realizador transalpino. Lejos de ser una obra maestra, la película es muy representativa de un estilo y una época, y todavía hoy continúa siendo reivindicada por los fans más enciclopédicos del slasher.
Siendo sinceros, lo que hace Aldo Lado en esta película es seguir a pies juntillas la línea marcada por Mario Bava y Dario Argento, sin aportar elementos distintivos y de un modo algo pedestre en el tercio final del film. El turbio comienzo, que tiene lugar en una estación de esquí, y esos créditos iniciales en los que el maestro Ennio Morricone convierte un coro infantil en algo mucho más macabro, generan unas expectativas que el ulterior desarrollo de la película colma sólo en parte. Ambientada en una Venecia siempre brumosa e inquietante, ¿Quién la ha visto morir? está protagonizada por Franco Serpieri, un escultor de fama internacional, que regresa a la ciudad en compañía de su hija. Un día, mientras el artista se encuentra con su amante, la niña desaparece, siendo hallado poco después su cadáver en la extensa red de canales que caracteriza a esa villa tan cinematográfica. Franco, cuya esposa ha regresado del extranjero tras la trágica desaparición, se empeña en capturar al asesino de su hija, que reacciona a su criminal manera al sentirse perseguido.
Esta obra puede servir de comendio de lo que es el giallo: título impactante, reparto internacional, atmósfera turbia, un asesino en serie sembrando el terror y una investigación, a cargo de un no profesional, que se ve de vez en cuando salpicada por nuevos crímenes, cuyo autor no se revela hasta el final, por mucho que su presencia nos sea anunciada por la banda sonora y la frecuente utilización de la cámara subjetiva. Todo está aquí, y no está mal. Sin embargo, varios elementos chirrían: por ejemplo, el guión no aclara la causa de que el asesino pase de centrar su ansia de sangre en niñas pelirrojas a protagonizar una escabechina bastante indiscriminada. Tampoco se ahonda en la personalidad del protagonista, pues se insinúa la culpa que siente por la desaparición de su hija, pero su búsqueda del asesino tiene más de peripecia detectivesca que de obsesión causada por ese sentimiento de culpabilidad o por el deseo de venganza, que sería lo más lógico y, por cierto, más consecuente con la carrera de un director curtido como ayudante de realización en diversos spaghetti-westerns. Los diálogos son, em general, bastante superficiales y en lo que ocurre una vez sabemos quién es el asesino hay mucho efectismo, que también es un rasgo distintivo del giallo, el subgénero de la sangre inverosímil, pero también cierta torpeza expositiva que desluce el resultado final. Del mismo modo, el abuso que se hace de los temas principales ideados por Morricone hace que terminen por ser repetitivos. Y algunas pistas falsas que se van colando por el camino para explotar el misterio de la identidad del asesino son mejorables. La fotografía, a cargo de un Franco Di Giacomo que por algo venía de trabajar para Dario Argento, está bastante lograda, explotando el contraste entre la eterna bruma veneciana y el cromatismo primario tan propio del género.
Encabeza el reparto George Lazenby, actor marcado por el fracaso de su debut, nada menos que en la piel de James Bond, en la por otra parte notable 007 al servicio de Su Majestad. ¿Quién la ha visto morir? fue sólo el tercer film en una carrera que jamás levantó el vuelo, pero aquí Lazenby hace un buen trabajo, lastrado por la indefición de su personaje. Anita Strindberg, actriz nórdica de casrrera breve y centrada en el género de terror, no desentona en el rol de mujer asustada, mientras que Adolfo Celi, secundario todoterreno, aporta oficio. Dominique Boschero es la responsable de las dosis de erotismo que forman parte de la naturaleza del giallo, y algunos intérpretes que repetían a las órdenes de Aldo Lado, como José Quaglio o Piero Vida, aprueban sin sobresalir. Alessandro Haber, un buen actor, lidia con un personaje al que le falta vuelo.
Se deja ver, y sin duda agradará a los amantes del terror a la italiana, pero ¿Quién la ha visto morir? deja la sensación de que, con menos premura y mejor guión, podría haber sido ese giallo notable que apuntaba en su inicio.