DARIO ARGENTO: PANICO. 2023. 98´. Color.
Dirección: Simone Scafidi; Guión: Manlio Gomarasca, Davide Pulici y Simone Scafidi, según un argumento de Giada Mazzoleni y Simone Scafidi; Dirección de fotografía: Patrizio Saccò; Montaje: Claudio Rossoni; Música: Alessandro Baldessari; Producción: Daniele Bolcato y Giada Mazzoleni, para Paguro Film (Italia).
Intérpretes: Dario Argento, Asia Argento, Fiore Argento, Floriana Argento, Marisa Casale, Cristina Marsillach, Michele Soavi, Lamberto Bava, Franco Ferrini, Luigi Cozzi, Vittorio Cecchi Gori, Claudio Simonetti, Guillermo Del Toro, Gaspar Noé, Nicolas Winding Refn.
Sinopsis: El director Dario Argento se aloja en un hotel para escribir el guión de su última película mientras un equipo cinematográfico filma un documental sobre él.
Director de breve y desigual trayectoria en la ficción, Simone Scafidi se ha especializado en los últimos tiempos en el documental. Si el centro de su anterior proyecto fue unos de los más célebres especialistas italianos en el cine de terror, Lucio Fulci, en esta ocasión el protagonismo recae en Dario Argento, con toda probabilidad el cineasta transalpino más reconocido del género. Hay una diferencia obvia entre ambos films: que en el que nos ocupa, Scafidi pudo contar con la presencia y el pleno apoyo del biografiado. En parte por ello, esta película, con sus carencias, supone una certera aproximación a la figura de Argento, se diría que más destinada a los conocedores de su obra cinematográfica que a los neófitos.
El planteamiento del film es original, por cuanto el metacine se sitúa en el eje de un proyecto que mezcla la elaboración de un documental canónico sobre las películas de Dario Argento, analizadas por orden cronológico, con el proceso creativo del director, cuya metodología de trabajo consiste en encerrarse en hoteles para crear sus obras. El ya octogenario artista romano se traslada a un lujoso establecimiento para dar forma a su nueva película mientras el equipo comandado por Simone Scafidi registra el testimonio de Argento sobre su vida personal y profesional, ambas fuertemente emparentadas, como por otra parte acostumbra a suceder. En cierto modo, Dario Argento estaba destinado a ser un artista, dados sus antecedentes familiares: su padre, Salvatore, era un consagrado productor en su país de origen, y de hecho estuvo detrás de muchos de los films dirigidos por su hijo, mientras que su madre, Elda Luxardo, era conocida en Italia como la fotógrafa de las estrellas. Los recuerdos de infancia, siempre importantes, se manifiestan de dos maneras: Dario rememora cómo observaba a las grandes divas de su país maquillarse antes de posar para su madre, al tiempo que su hermana, Floriana, sonríe mientras explica las distintas maneras con las que el futuro cineasta pretendía asustarla por los rincones de la casa familiar.
La película se centra en los primeros films de Argento, sin duda los mejores y más exitosos. Maestro del giallo, por mucho tiempo más reconocido en el extranjero que en su propio país, el director cuenta con un importante grupo de seguidores, algunos de los cuales dirigieron después sus propias películas y se prestan a analizar frente a Scafidi y su equipo la obra del hombre a quien consideran una de sus principales influencias. Aparecen Guillermo del Toro, Gaspar Noé y Nicolas Winding Refn, seguramente el que incorpora más rasgos de Argento en su propia filmografía. Más allá del tributo, todos ellos aportan puntos de vista dignos de ser tenidos en cuenta sobre películas tan importantes como El pájaro de las plumas de cristal, Suspiria o Rojo oscuro, mi favorita de entre todas las dirigidas por el biografiado. No obstante, son más jugosos los testimonios de discípulos como Lamberto Bava y, en especial, Michele Soavi, y más que todas ellas las aportaciones de Luigi Cozzi, que además de colaborador es una de las voces más autorizadas en lo que a la manera de hacer cine de Dario Argento se refiere. A él debemos la explicación más sencilla, y a la vez exacta, de por qué, a partir de Terror en la ópera, la obra del biografiado perdió vigencia y predicamento: simplemente, el público cambió de gustos.
Director de actrices, pues en su filmografía abundan las protagonistas femeninas, Argento contó con sus propias hijas para sus proyectos. Al principio fue la mayor, Fiore, fruto de su matrimonio con Marisa Casale, que también aparece en la película, pero más adelante tomó el testigo la hija menor, Asia, con cuya madre, Daria Nicolodi, mantuvo Argento la relación sentimental y profesional más longeva de su vida. De hecho, es Asia quien se adueña de la parte final de la película, centrada en los films rodados por su padre desde la década de los 90, con toda probabilidad los peor valorados por la crítica, que ella ha protagonizado en su mayoría. Ella habla de las películas, pero rememora dos epìsodios que dicen tanto o más de su padre que todo lo que él manifiesta en sus intervenciones: que la única vez que le vio derrumbarse fue cuando murió su padre, Salvatore, y que su progenitor le retiró la palabra durante más de dos años después de que ella rechazara un papel protagonista a sus órdenes para centrarse en su segundo largometraje como directora, que se iba a rodar en los Estados Unidos. A este respecto, decir que abundan, como es habitual, los testimonios laudatorios, pero la última intervención de Cristina Marsillach, a quien Argento definió como la actriz más difícil con la que había trabajado, da a entender que la relación entre ambos fue, en lo bueno y en lo malo, intensa.
Scafidi filma con solvencia, pero creo que está más atinado en el análisis que en la crónica del día a día de Dario Argento como veterano creador aislado del mundo. Ahí le falta profundizar, ser menos complaciente y más incisivo, pero no por eso su homenaje al director más célebre del terror a la italiana deja de ser interesante. Los conocidos hallarán puntos de vista y testimonios muy a tener en cuenta, y quienes conozcan la obra de Dario Argento de una manera más superficial encontrarán motivos para profundizar en ella.