Unos consejos para aquellos a quienes les preocupa el prestigio de la marca España: desháganse de una monarquía corrupta e inútil, o al menos hagan que el actual Jefe de Estado, designado por el dictador Franco, abdique y se ocupe de seguir el vuelo de las moscas, y que la imputada se separe del ladrón y renuncie a los derechos dinásticos que puedan corresponderles a ella y a toda su descendencia presente y futura; envíen al paro a presidentes autonómicos que se fotografían con narcotraficantes, cobran dietas millonarias por hundir entidades financieras, están manchados de corrupción hasta la médula, con implicación en enormes fraudes como el de los ERE o sedes embargadas judicialmente, o dicen que todo nos iría mejor si pusiéramos (más) cortapisas a la libertad de prensa. Empiecen por ahí, y quizá algún día lleguemos a ser un país decente. Si no hacen nada para que lo seamos, no esperen que los demás no vean lo que ocurre aquí, y nos traten en consecuencia.