STANLEY KUBRICK: A LIFE IN PICTURES.2001. 142´. B/N-Color.
Dirección: Jan Harlan; Guión: Jan Harlan; Dirección de fotografía: Manuel Harlan; Montaje: Melanie Viner-Cuneo; Supervisión de sonido: Nigel Galt; Producción: Jan Harlan, para Warner Bros. (Gran Bretaña).
Intérpretes: Tom Cruise (Narrador); Stanley Kubrick, Christiane Kubrick, Paul Mazursky, Martin Scorsese, Woody Allen, Steven Spielberg, Jack Nicholson, Jan Harlan, Nicole Kidman, Arthur C. Clarke, Ken Adam, Douglas Trumbull, Milena Canonero, Gyorgi Ligeti, Shelley Duvall, Malcolm McDowell, Peter Ustinov, Alex Cox, James B. Harris, Anya Kubrick, Katharina Kubrick, Matthew Modine, Sydney Pollack, Alan Parker, Leon Vitali, Richard Schickel.
Sinopsis: Documental que repasa la vida de Stanley Kubrick a través de sus películas.
Apenas unos días después del estreno de Eyes wide shut, moría Stanley Kubrick, uno de los grandes cineastas de todos los tiempos. Este documental, que recorre cronológicamente su vida y su obra, fue dirigido por una de las personas que mejor conoció a un director tan genial como enigmático: Jan Harlan, su cuñado, que además fue uno de sus más estrechos colaboradores a partir de 2001. El film está concebido como un homenaje en el que se intenta mostrar la mejor cara de Kubrick: la del lector voraz, el genio autodidacta del ajedrez, el niño prodigio de la fotografía que se pasó al cine y acabó dirigiendo algunas de las películas más importantes jamás realizadas. También del hombre enamorado de su esposa (quien, por cierto, aparece como actriz en una de las escenas cumbre de su filmografía, al final de Senderos de gloria), sus hijas y sus gatos. No obstante, aparece también el otro Kubrick, en sus dos vertientes: un hombre tan celoso de su intimidad, perfeccionista hasta el extremo y poderoso hasta el punto de poder permitirse trabajar con total independencia dentro de la industria, y de hacer películas tan ambiciosas como polémicas, por fuerza tenía que tener su propia leyenda negra. En el film se intenta desgranar cuánto hubo de verdad en los rumores sobre el Kubrick maniático, misógino, obsesivo compulsivo y despótico en sus relaciones con actores y técnicos. Personalmente, a mí me importan las películas de este grandioso director, y muy poco si era un tipo excelente o un tirano cabrón. Comprendo, no obstante, que quienes mejor le conocieron quisieran, tras su fallecimiento, aclarar las exageraciones y mentiras que frecuentemente se escribían sobre el cineasta neoyorquino. De hecho, en los primeros minutos del documental aparecen infinidad de recortes de prensa muy poco benevolentes con el director. Pasada esta introducción, y después de introducirnos en la infancia y la adolescencia de Kubrick, se pasa a lo que de verdad importa: sus películas. Colaboradores, familiares y admiradores (entre estos últimos, cineastas del calibre de Martin Scorsese o Woody Allen) hablan de los métodos de trabajo del director, del impacto que sus películas tuvieron en el público, de las polémicas, de la técnica y de los casi siempre largos y tortuosos rodajes que dieron pie a un buen puñado de obras maestras. No es una hagiografía (basta oír las palabras de Malcolm McDowell, Peter Ustinov, Matthew Modine o Shelley Duvall para convencerse de ello), sino más bien un intento de hacer justicia sobre la vida y la obra de un hombre dotado de un talento poco común, para quien lo más importante era su arte, muchas veces incomprendido pero, a la larga, siempre alabado por los cinéfilos. Atraco perfecto, Espartaco, Lolita, Teléfono rojo, 2001, La naranja mecánica, Barry Lyndon, El resplandor, La chaqueta metálica, Eyes wide shut. Un gran proyecto frustrado: Napoleón. Una obra breve… en cierto modo: pueden contarse con los dedos de una mano los cineastas que han dirigido tantas películas de la calidad de las que acabo de nombrar. Uno de ellos fue Stanley Kubrick, y Una vida en imágenes se erige como un documento fundamental (junto a la biografía escrita por John Baxter) para entender esa vida y esas imágenes.