Muchos famosos esconden facetas bien diferentes de aquellas por las que son conocidos. Uno de ellos es Steven Seagal, célebre por una extensa carrera cinematográfica en la que ha destacado principalmente por soltar unas leches impresionantes a todo aquel que se cruzaba en su camino y le caía antipático. No se me escapa que el hombre llegó a dirigir a mi muy admirado Michael Caine en un bodrio seudoecologista titulado por aquí En tierra peligrosa, y reconozco que muchas de las películas de Seagal son tan malas que me río un huevo viéndolas, pero no es de cine de lo que trata este post. Ha llegado a mis antenas información detallada sobre la pasión del leñero de la coleta por el blues y, en efecto, parece ser que su carrera musical, tan desconocida por estos lares, se remonta a fechas anteriores a la cinematográfica. Puedo decir, después de oír algunos temas, que Seagal canta como yo, pero que en cambio tiene buen estilo a la guitarra. Y no lo digo por si lee esto algún día, me lo encuentro por ahí y se lía a hostias conmigo, sino porque realmente creo que toca bien, y me llama la atención su manera de pulsar con la mano derecha.
Adjunto un vídeo en el que Seagal demuestra una destreza guitarrística que sin duda supera a la interpretativa.