TOY STORY 2. 1999. 88´. Color.
Dirección: John Lasseter, Ash Brannon y Lee Unkrich; Guión: Andrew Stanton, Rita Hsiao, Doug Chamberlin y Chris Webb, basado en la historia de John Lasseter, Pete Docter, Ash Brannon y Andrew Stanton; Dirección de fotografía: Sharon Calahan; Montaje: Edie Bleiman, David Ian Salter y Lee Unkrich; Música: Randy Newman; Diseño de producción: William Cone y Jim Pearson; Producción: Karen Robert Jackson y Helene Plotkin, para Pixar Animation Studios- Walt Disney Productions (EE.UU.).
Intérpretes: Tom Hanks (Voz de Woody); Tim Allen (Voz de Buzz Lightyear); Joan Cusack (Voz de Jesse); Don Rickles (Voz de Mr. Potato); Kelsey Grammer (Voz de Pete El Capataz); Jim Varney (Voz de Slinky); Wallace Shawn (Voz de Rex); John Ratzenberger (Voz de Hamm); Annie Potts (Voz de Bo Peep);Wayne Knight (Voz de Al); John Morris (Voz de Andy); Estelle Harris (Voz de la sra. Potato); Laurie Metcalf, R. Lee Ermey, Jodi Benson, Jack Angel, Joe Ranft, Andrew Stanton (Otras voces).
Sinopsis: Andy se va de campamento y decide llevarse con él a Woody, su juguete favorito. Sin embargo, el niño le rompe un brazo por accidente y decide dejarlo en casa, con tan mala suerte que va a parar a un mercadillo que ha organizado la madre de Andy y, de ahí, a caer en las garras de Al, un coleccionista y vendedor de juguetes. Los amigos de Woody, encabezados por Buzz Lightyear, irán a rescatarle.
Dos de las pesadillas del cine de las últimas décadas son las secuelas y los remakes. Nunca segundas partes fueron buenas, dicen, y la historia del cine contiene muchas más confirmaciones que excepciones a ese dicho popular. Toy Story 2 es una de esas excepciones. Tras el éxito de la primera parte, que supuso un gran espaldarazo para Pixar, era de esperar que los estudios produjeran una secuela. Cuatro años tardó en llegar a los cines, y el éxito de crítica y público se repitió, con toda justicia. Por un lado, Toy Story 2 tiene casi todas las cosas buenas de su antecesora, y al tiempo incorpora nuevos elementos, algunos relevantes a nivel narrativo y otros simplemente graciosos, que hacen el visionado de esta película una experiencia de lo más agradable.
A Woody se le cae el mundo encima cuando, a causa de un accidente que acaba en la rotura de uno de sus brazos, Andy decide no llevarle con él de colonias. Además, en su intento por rescatar a Wheezy, un pingüino chillón que ha perdido su silbido y lleva años cogiendo polvo en una estantería, acaba siendo robado por Al, un coleccionista que le considera una pieza de mucho valor. El resto de juguetes van a rescatar a su líder, que se encuentra en una encrucijada: al conocer su pasado, descubre que tiempo atrás fue un fenómeno nacional, y que es la pieza que le falta a Al para poder vender, por una importante cantidad de dinero, su colección de juguetes de la serie de televisión que un día protagonizara Woody. El vaquero tendrá que decidir entre regresar con Andy y sus amigos a su vida de siempre, lo que devolverá al almacén al resto de juguetes de su serie, o irse con éstos y convertirse para siempre en una valiosa pieza de museo.
El atractivo de los films de Pixar, y Toy Story 2 no es ninguna excepción, va mucho más allá de sus argumentos. El vertiginoso prólogo, que homenajea a La guerra de las galaxias y enfrenta a Buzz Lightyear con el malvado emperador Zurg, es una magnífica pieza de animación en sí mismo. A partir de ahí comienza la acción y, como en la primera parte, perfección técnica (el único aspecto que no alcanza esa característica son los rostros humanos, en especial el del niño Andy), ritmo frenético y una excepcional atención por los detalles van de la mano en un viaje a la infancia que alegra el espíritu sin resultar ñoño. Más allá de los protagonistas y héroes de la función, aquí más unidimensionales que en el film anterior, la galería de secundarios, tanto los que repiten como las nuevas incorporaciones (la vaquera Jesse, el viejo Capataz, las Barbies y los simpáticos marcianitos), es formidable y produce el efecto equivalente a esos minidibujos que tanto aportan a las viñetas de Ibáñez. Acción a raudales y muchos momentos divertidos. Más de lo mismo, sí, pero eso es bueno cuando lo anterior era espléndido.
Es de agradecer que los actores que tan bien lo hicieron en Toy Story vuelvan a aportar sus voces en la secuela. Tom Hanks y Tim Allen convencen de nuevo, y contar con ilustres veteranos como Don Rickles o Wallace Shawn es un lujo. Además, se incorporan relevantes artistas como Kelsey Grammer o Joan Cusack, así como un Wayne Knght que da voz a ese codicioso y extravagante coleccionista, mezcla de Torrente y el tío Gilito, que sueña con hacerse rico gracias a Woody y sus compañeros de serie.
En Toy Story 2 se mezclan nuevos y viejos aciertos: vuelve a no aparecer la figura paterna, el homenaje a Star Wars acaba en divertidísima humorada, los humanos no están para nada idealizados, en ningún momento se trata a los niños, que son el segmento de público al que obviamente va dirigida la película, como a estúpidos, y todo esto se consigue en menos de hora y media de metraje. Incluso durante los créditos finales ocurren cosas muy divertidas (ese juguete viejuno prometiéndoles un papel en Toy Story 3 a las Barbies que han ido a verle a su caja), lo que sin duda es una muestra más de que todo en esta película está cuidado al máximo. Otra prueba conseguida para Pixar: también saben hacer secuelas.