GONE BABY GONE. 2007. 112´. Color.
Dirección : Ben Affleck; Guión: Aaron Stockard y Ben Affleck, basado en la novela de Dennis Lehane; Dirección de fotografía: John Toll; Montaje: William Goldenberg; Dirección artística: Chris Cornwell; Música: Harry Gregson-Williams; Diseño de producción: Sharon Seymour; Producción: Alan Ladd, Jr., Dan Rissner y Sean Bailey, para The Ladd Company- Miramax Films (EE.UU.).
Intérpretes: Casey Affleck (Patrick Kenzie); Michelle Monaghan (Angie Gennaro); Morgan Freeman (Jack Doyle); Ed Harris (Remy Bressant); John Ashton (Nick Poole); Amy Ryan (Helene MacReady); Amy Madigan (Bea MacReady); Titus Welliver (Lionel MacReady); Michael Kenneth Williams (Devin); Edi Gathegi (Cheese); Mark Margolis (Leon Trett); Madeline O´Brien, Slaine, Trudi Goodman, Matthew Maher, Jill Quigg, Sean Malone, Brian Scannell, Jay Giannone.
Sinopsis: Bea MacReady, la tía de una niña de cuatro años desaparecida en un suburbio de Boston, contrata a los detectives Kenzie y Gennaro para que colaboren en la investigación del caso. Pronto descubren que la niña ha sido secuestrada como represalia por un asunto de drogas.
Ben Affleck debutó en la dirección cinematográfica con este thriller, basado en una novela de Dennis Lehane, que tiene mucho en común con Mystic River, adaptación de una obra del mismo autor realizada tres años antes por Clint Eastwood, y con un caso real aún no esclarecido y que copó los informativos de medio mundo: la desaparición en Portugal de la niña inglesa Madeline McCann. Affleck contó con un material literario excelente y afrontó con éxito el reto que suponían las inevitables comparaciones con un cineasta mayor como Eastwood.
Adiós, pequeña, adiós es, en el mejor de los sentidos, una película compleja, que exige la implicación del espectador y que a cambio le ofrece una trama envolvente, llena de inteligencia y amargura. La acción se sitúa en una de las zonas más deprimidas de Boston, en la que el detective Kenzie ha vivido desde siempre. Por eso, decide aceptar la petición de la tía de una niña desaparecida y colaborar con los policías Bressard y Poole en el esclarecimiento del caso. Helene, la madre de la niña, es una cocainómana egoísta e irresponsable a quien, en un mundo ideal, habrían esterilizado nada más alcanzar la pubertad, así que Patrick empieza a interrogar a los narcotraficantes de la zona, muchos de los cuales fueron compañeros suyos en el colegio o el instituto, y concluye que la criatura ha sido secuestrada por un narcotraficante haitiano a quien Helene y su novio robaron más de cien mil dólares. A partir de ahí, un caso aparentemente resuelto no hace más que complicarse hasta colocar al protagonista en uno de los peores dilemas morales que existen: qué hacer cuando uno tiene la obligación moral de hacer lo correcto y, en la práctica, lo correcto es una puta mierda…
La adaptación del texto es más que correcta, los diálogos son agudos y nunca superfluos, y los sucesivos giros de la trama detectivesca se presentan de forma coherente. Adiós, pequeña, adiós es un descenso a los infiernos en su más pura esencia, un viaje a la oscuridad que se beneficia de la fantástica fotografía de John Toll y en el que Ben Affleck demuestra una madurez impropia de un director primerizo. En cierto modo, Gone baby gone es una película de terror: no hay zombies, vampiros ni monstruos marinos, sino gente real, que es la que de verdad da miedo. Las inmensas dosis de maldad humana que se generan alrededor de una criatura inocente provocan escalofríos, y el tono de la película va haciéndose cada vez más amargo y desazonante. Affleck no hace concesiones, ni trampas, y sabe extraer del texto todo su potencial dramático, que es mucho, y plasmar con acierto en la pantalla el universo de un novelista muy personal. Su debut en la dirección es absorbente, engancha y hace pensar. Mucho. Desgraciado el cuerdo en un mundo de locos.
Para completar el éxito, Ben Affleck no actúa, lo cual es de agradecer, y cede el protagonismo a su hermano Casey, sin duda mejor actor que él. Su personaje es el que abre la caja de Pandora, y también el único que posee verdadera dignidad. Casey Affleck lo interpreta con convicción y credibilidad, aunque quien se lleva la palma en el plano interpretativo es un Ed Harris sencillamente fabuloso, que se come la pantalla en todos los planos en los que aparece. En general, Ben Affleck es un muy buen director de actores, y aquí consigue que todo el reparto raye a buena altura, que los personajes tengan vida y entidad propia, independentemente de su mayor o menor presencia en pantalla. Me parece muy destacable la actuación de las dos Amys, Ryan y Madigan, en los papeles de la madre y la tía de la niña secuestrada, y también la de Titus Welliver. A Michelle Monaghan, socia y compañera del protagonista, la encuentro correcta a secas, aunque la intervención de su personaje en la escena clave de la película es para enmarcar. Hay quienes acusan a Lehane de escritor misógino: yo diría que es más bien misántropo, y que, cuando la realidad no se edulcora ni se adapta a la dictadura de lo políticamente correcto, se acerca bastante a como la cuenta este novelista. Por último, destacar también a un Morgan Freeman que interpreta a una versión de sí mismo con más aristas de las habituales.
Adiós, pequeña, adiós es, sin discusión, uno de los mejores thrillers de la década, resiste con entereza las comparaciones con Mystic River y deja claro que Ben Affleck es un director muy estimable, pues consigue que la calidad de su película pese más que su amargura, igual que ocurre con las mejores cervezas. Imprescindible.