TORRENTE 3: EL PROTECTOR. 2005. 91´. Color.
Dirección : Santiago Segura; Guión: Santiago Segura; Dirección de fotografía: Unax Mendía; Montaje : Cristina Pastor; Dirección artística: José Luis Arrizabalaga y Biaffra; Música: Roque Baños; Producción: Santiago Segura y María Luisa Gutiérrez, para Amiguetes Entertainment (España).
Intérpretes: Santiago Segura (José Luis Torrente); José Mota (Josito); Yvonne Sciò (Giannina Ricci); Fabio Testi (Montellini); Javier Gutiérrez (Solís); Carlos Latre (Pepito); Tony Leblanc (Tío Mauricio/Abuela); Enrique Villén (Salas); Luis Roderas (Menéndez); Silvia Gambino (Vanessa); Ruth Zanón (Fiorella); Xavier Deltell, Jaime Ordóñez, Barragán, Juan Joya El Risitas, Lucía Lapiedra, Usun Yoon, Helga Liné, John Landis, Dani Martín, Marisa Medina, Fofito, Marcos Mundstock, Carlos Iglesias, Florentino Fernández, Andreu Buenafuente, Fernando Torres, Oliver Stone, Iker Casillas, Guti, Iván Helguera, Carlos Pumares, Eduardo Gómez, Santiago Urrialde, Cañita Brava, El Fary.
Sinopsis: Giannina Ricci es una eurodiputada conocida por su lucha contra las empresas que perjudican el medio ambiente. Un magnate del petróleo planea asesinarla durante una conferencia sobre ecología que va a celebrarse en Madrid. Para conseguirlo, soborna a altos cargos de la policía, quienes deciden que lo mejor para acabar con la vida de la eurodiputada es confiarle su protección a Torrente.
Santiago Segura encontró la gallina de los huevos de oro con ese policía racista, machista, homófobo y del Atleti llamado José Luis Torrente. La primera entrega de la serie fue, en su momento, el film español más taquillero de la historia. Su continuación, localizada en Marbella, supuso otro gran éxito comercial. Por tanto, era del todo lógico que Segura repitiera por tercera vez la fórmula triunfadora: humor chusco, apoteosis de lo cañí, desfile de famosos y disparatada trama policíaca.
A la película se le agradece su absoluta ausencia de pretensiones artísticas, pero eso no justifica lo deslavazado de su guión, convertido en una sucesión de gags, que van de lo gracioso a lo sonrojante, sin apenas continuidad y en el que las escenas parecen haber sido concebidas con la única finalidad de incluir al mayor número de famosillos y amiguetes posible. Su trama es tan pedestre que hubo que estirarla lo suyo (y vaya si se nota) para que la película llegara a los noventa minutos de rigor. Dicen que lo que funciona es mejor no tocarlo, pero es que en Torrente 3 no hay nada nuevo bajo el sol, y el humor casposo, irreverente e incorrecto que en la primera entrega supuso un saludable soplo de aire fresco para el cine patrio, suena aquí muchas veces a gastado, a previsible, a manido. El film es más de lo mismo, lo que perjudica a sus aciertos (la construcción del personaje protagonista, el retrato de un país que se parece más al que se ve en Torrente de lo que muchos quieren creer, la brutal parodia de los films de James Bond) y amplifica sus errores (guiones poco trabajados, secundarios reducidos al papel de simples comparsas, ausencia de una estructura narrativa coherente). Segura, muchas veces, cae en aquello que critica: que su película sea cutre en cuanto al argumento no implica que también tenga que serlo en el acabado, que da la impresión de ser precipitado y de exceso de autocomplacencia. «Da igual lo que hagamos y cómo lo hagamos, se trata de seguir explotando un filón que se vende solo», parece decir Segura. Uno desearía menos conformismo y más riesgo por su parte, pero entiende su posición, por otra parte muy española: cría fama y échate a dormir.
Las actuaciones, en general, dejan bastante que desear, y no me refiero sólo a las estrellas invitadas. Segura parece únicamente centrado en su personaje, del que uno piensa que ha acabado encariñándose más de lo que sería deseable. Del resto, apenas se salvan ese buen cómico que es José Mota, pese a que su papel da para poco, y algún actor de verdad como Enrique Villén. Lo de Fabio Testi es verdadero cine de terror, y decir que su actuación es lamentable es casi un piropo.
Cosas buenas: la pesadilla catalana de Torrente, algunos gags en los que vuelve a insinuarse, en la figura del casposo policía, la enorme diferencia que existe entre lo que creemos ser, como personas y como país, y lo que realmente somos, y esa postrera aparición celestial del Fary, que para mí vale la película entera. Por lo demás, una muestra de la decadencia de una saga que podría, y debería, dar más de sí. Por supuesto, el éxito comercial de Torrente 3 fue indiscutible. No sé si Segura es un buen cineasta, pero como publicista, es la leche.