TOOTSIE. 1982. 116´. Color.
Dirección : Sydney Pollack; Guión: Larry Gelbart y Murray Schisgal, basado en un argumento de Don McGuire y Larry Gelbart; Director de fotografía: Owen Roizman; Montaje: Fredric Steinkamp y William Steinkamp; Música: Dave Grusin; Diseño de producción: Peter Larkin; Producción: Sydney Pollack y Dick Richards, para Columbia Pictures (EE.UU.).
Intérpretes: Dustin Hoffman (Michael Dorsey/Dorothy Michaels); Jessica Lange (Julie); Teri Garr (Sandy); Dabney Coleman (Ron); Charles Durning (Les); Bill Murray (Jeff); Sydney Pollack (George Fields); George Gaynes (John Van Horn); Geena Davis (April); Doris Belack, Ellen Foley, Peter Gatto, Lynne Thigpen, Ronald L. Schwary, Estelle Getty.
Sinopsis: La vida de Michael Dorsey, un actor en paro, cambia de forma radical cuando decide convertirse en mujer para conseguir trabajo.
El director Sydney Pollack, que en la década de los 70 había obtenido varios éxitos junto a su inseparable Robert Redford, triunfó de nuevo con Tootsie, una comedia de enredo que mezcla las tradiciones del género con un elemento muy novedoso para la época: el travestismo. Como cineasta, estoy lejos de considerar a Pollack un entertainer (de hecho, no pocas de sus obras tienden a lo plomizo), pero en esta ocasión fue capaz de conseguir un film ágil y divertido.
Michael Dorsey es un actor en paro, que trabaja como camarero y lucha en vano por obtener papeles. Su problema no es la falta de talento, sino su carácter conflictivo, que hace que los productores rechacen contratarle. Por su parte, él sueña con estrenar una obra alternativa que ha escrito Jeff, su compañero de piso, pero para ello necesitan varios miles de dólares de los que, evidentemente, no disponen. Un día, Michael acompaña a su amiga Sandy a un cásting para un papel en Hospital General, y vislumbra una solución para su carrera: hacerse pasar por una mujer. A partir de ese momento, la suerte de Michael cambia de forma total, aunque la necesidad de mantener su identidad en secreto provocará un sinfín de equívocos.
No es difícil ver que un argumento como el que se acaba de explicar puede dar pie a una sucesión de chistes malos sobre el travestismo, pero el guión sortea con acierto ese inconveniente y consigue darle gracia y humanidad a una historia que, en el fondo, es la de los muchos prejuicios y estereotipos que todos llevamos marcados a fuego. Dicen los actores que una de las grandes ventajas de su oficio es que les permite vivir otras vidas: pues bien, Michael Dorsey lleva esa idea a su máxima expresión. Como el hecho que impide que le contraten es él mismo, decide dejar de serlo. Por supuesto, su conversión en mujer modifica su modo de ver el mundo tanto como la forma en que los demás le ven a él: por ejemplo, ese carácter díscolo e insumiso que le ha condenado al ostracismo se convierte en una (rara) virtud cuando aparece ante el mundo como Dorothy Michaels, una mujer poco agraciada (a la que, por tanto, se mide por su talento) que, a su vez, observa desde otro prisma el trato muchas veces denigrante que reciben las mujeres en el mundo del espectáculo. Se da la paradoja de que Michael es mucho más apreciado, como actor y como persona, siendo quien no es. Sin embargo, sus propios sentimientos y los que despierta en los demás hacen que su mentira sea cada vez más difícil de mantener.
En lo técnico, Pollack y sus colaboradores tienen la virtud de no adornarse, de ser sobrios y efectivos. La puesta en escena es cuidadosa, a la vez que funcional, y destaca la creíble y a la vez irónica visión que se ofrece de los entresijos de un exitoso culebrón televisivo. En la música, Dave Grusin ofrece un trabajo logrado, en el que, partiendo de su smooth-jazz característico, crea una canción (It might be you) que merece ser tenida en cuenta.
Para que un film como Tootsie dé todo lo que promete necesita que el protagonista sea un actor superlativo, y lo tiene: Dustin Hoffman brinda una verdadera clase magistral interpretativa, como hombre y como mujer: su voz, sus gestos, su forma de caminar y de lucir su vestuario están al alcance de muy pocos, pues consigue ser cómico, patético o profundo justo cuando se necesita, y evita una sobreactuación que lastra algunas de sus películas, en especial en años posteriores a Tootsie. Jessica Lange, por entonces una de las bellezas de moda en Hollywood, interpreta con convicción un papel que parece escrito a su medida. Me gusta Charles Durning, en especial durante su último diálogo con Michael, y he de decir que el director, que se reserva el papel de representante del protagonista, está francamente divertido y comparte con Hoffman algunas de las escenas más ingeniosas de la película. Tenemos, además, a una gritona y acertada Teri Garr, y a un Bill Murray que… bueno, es Bill Murray, por mucho que aquí haga de autor maldito. Las estrellas del culebrón dan el juego necesario a los estereotipos que interpretan (el director mujeriego, el galán venido a menos) y, en conjunto, todos sirven de buen acompañamiento al recital de Hoffman.
Tootsie es una comedia divertida y nada tonta. Sin duda, uno de los mejores trabajos de su director.