TAKE SHELTER. 2011. 121´. Color.
Dirección : Jeff Nichols; Guión: Jeff Nichols; Dirección de fotografía: Adam Stone; Montaje: Parke Gregg; Dirección artística: Jennifer Klide; Música: David Wingo; Diseño de producción: Chad Keith; Producción: Sophia Lin y Tyler Davidson, para Grove Hill Productions-Hydraulx Entertainment-REI Capital- Strange Matter Films (EE.UU.).
Intérpretes: Michael Shannon (Curtis LaForche); Jessica Chastain (Samantha); Tova Stewart (Hannah); Shea Whigham (Dewart); Katy Mixon (Nat); Robert Longstreet (Jim); Natasha Randall (Cammie); Ron Kennard (Russell); Scott Knisley (Lewis); Kathy Baker (Sarah); Lisa Gay Hamilton (Kendra); Ray McKinnon (Kyle); Heather Caldwell, Charles Moore, Ken Strunk.
Sinopsis: Curtis es un obrero de la construcción de Ohio, casado y con una hija, que empieza a sufrir pesadillas de cariz apocalítico, todas las cuales se inician con una tormenta. Para protegerse a sí mismo y a su familia, decide construir un refugio a prueba de catástrofes.
El segundo largometraje de Jeff Nichols fue una de las grandes sorpresas cinematográficas de 2011. Situando de nuevo la acción en el Medio Oeste americano, el director crea una obra difícil de clasificar pero dotada de un innegable magnetismo, con ciertas similitudes con Melancolía, la excelente película de Lars Von Trier.
El verdadero protagonista de Take Shelter es el miedo, tanto en lo individual como en lo social. La película puede verse como un drama familiar, como un estudio de la esquizofrenia, como un thriller apocalíptico con elementos sobrenaturales o, y ésta es la manera que encuentro más correcta, como una parábola filosófica sobre una sociedad enferma. Curtis tiene una buena vida: un empleo duro pero que le permite vivir con cierta holgura, una esposa que le quiere y una hija adorable. Es un hombre plenamente integrado en la comunidad rural y conservadora en la que vive, que de pronto empieza a sufrir delirios y alucinaciones en los que cree ver las señales de una catástrofe inminente. ¿Es Curtis un loco, un visionario, o ambas cosas? Sabedor de que su madre fue diagnosticada de esquizofrenia paranoide recién llegada a la treintena, y que desde entonces ella vive en una institución para enfermos mentales, Curtis busca ayuda profesional, pero al tiempo dedica todas sus energías a la construcción de un refugio para protegerse de la hecatombe que prevé. Para los demás, es un hombre que ha perdido el norte, hasta el punto de convertirse en un apestado para sus paisanos. Él vive obsesionado con salvar a su familia del desastre por venir. Si Lars Von Trier se inventó un planeta de nombre muy definitorio para ilustrar el apocalipsis, Nichols idea una tormenta perfecta, que tal vez sólo exista en la cabeza de Curtis. Tal vez, pero la película deja claro que vivimos en un mundo en el que cada día suceden horrores para los que no estamos preparados.
Take shelter se mueve por terrenos diversos pero, aunque contiene alguna trampa narrativa, nunca da bandazos. Inquieta desde el inicio, tiene claro hacia dónde se dirige y su pausado ritmo engaña, pues el film es un crescendo, en la línea de lo que ocurre en la mente del protagonista. La puesta en escena es más sobria que virtuosa, aunque los planos que muestran las pesadillas y delirios de Curtis están muy logrados. Nichols consigue plasmar el miedo, en concreto y en abstracto: el miedo de un hombre a perder la cabeza, el miedo a que todo lo que tiene en el mundo esté desprotegido ante la tragedia, el miedo que la obsesión de este hombre provoca en los demás. El miedo, en suma, a que un gran cataclismo, natural o artificial, borre de un plumazo todo lo que somos y lo que todavía esperamos ser, como individuos y como especie. La música del film también es coherente con lo narrado: al principio, pasa desapercibida, para convertirse luego en protagonista destacada del clímax. Entre las varias escenas potentes de Take Shelter, destaco la de la confesión de Curtis a su esposa y, por supuesto, la de la cena comunitaria, en la que Curtis es empujado a sacar al exterior todo lo que lleva dentro.
Es muy digna de elogio la labor de la pareja protagonista: Michael Shannon, actor de rostro inquietante, resulta creíble en la cotidianidad y en el delirio, en el que en ocasiones recuerda al mejor Jack Nicholson, el de El resplandor y El juramento. Shannon muestra la deriva de su personaje sin ceder a un histrionismo que sí pedía el film de Kubrick, pero no éste. Y Jessica Chastain se revela como una notable actriz en su papel de esposa abnegada, pero no idiota. Los secundarios están a buen nivel, en especial Shea Whigham, y hay que hacer notar la breve pero impactante aparición de Kathy Baker.
Take shelter es una notable película sobre la delgada línea que separa la lucidez de la demencia. No sólo de una persona, sino de toda una sociedad. Esta obra confirma que Jeff Nichols es un director muy dotado para la creación de atmósferas y con cosas interesantes que contar. Su siguiente film, Mud, le confirmó como uno de los cineastas a seguir en el cine norteamericano contemporáneo.