Anoche empezó en el Jamboree el San Miguel Mas i Mas Festival, certamen que suele alegrar el verano a quienes tenemos la higiénica costumbre de pasar el mes de agosto en Barcelona. Por el camino, lo habitual: una ciudad muy sucia más allá de las arterias principales y más visitadas, niñatos guiris sin camiseta y con bolsas de supermercado barato en el Paseo de Gracia, el habitual desfile de canis y chonis en la puerta de la tienda Apple, y un guiri viejuno que era quien mejor había captado la esencia de todo ello, pues llevaba un sombrero de paja en cuya ala se leía Lloret de Mar. Al menos, no hubo tiros en la Rambla, lo que es de agradecer.
Amén de otras pocas cosas, nos queda la música. Y qué música. En la plaza Real se presentaba NeTTwork, el nuevo proyecto del bajista Charnett Moffett, en el que se ha rodeado de dos ídolos musicales de este nada humilde bloguero, Stanley Jordan y Jeff Tain Watts, y de un joven teclista belga de nombre Casimir Liberski, al que sólo conocía de oídas. El concierto dio comienzo con un cuarto de hora de retraso, lo cual impacientó a parte del público que llenaba la sala, pero valió la pena esperar. Dice un músico tremendo, llamado Raimundo Amador, que para cantar no hace falta mucho ensayo. Desde el principio tuve la impresión de que los cuatro músicos que ocupaban el escenario habían ensayado poco. Y qué, como diría el más grande. Con un sonido que recordaba a Weather Report, los Lifetime de Tony Williams y todos esos grupos de fusión crecidos a la sombra del Bitches Brew de Miles Davis, el concierto tuvo un aire de jam session que dejó boquiabierto al personal más de cuatro veces. He visto actuar a algunos de los mejores bajistas del mundo, desde Marcus Miller a Christian McBride, pasando por Stuart Hamm, pero no recuerdo haber asistido a una exhibición de destreza con el bajo eléctrico como la que ofreció anoche Charnett Moffett. Si detrás de semejante bestia está Jeff Tain Watts a los tambores, no es difícil imaginar lo brutal que sonó aquello. Stanley Jordan, a quien nunca había visto actuar acompañado de un grupo, fue más allá de su increíble tapping y lució tocando la guitarra al modo convencional. Liberski me permite hacer un chiste fácil: rima con Medeski, y su forma de tocar y ese groove que lleva dentro me recordó mucho a ese genio de los teclados. De hecho, si el sonido de esta banda se puede comparar a un grupo actual, éste sería Medeski, Scofield, Martin & Wood. ¿Qué tocaron? Jazz, soul, funk, rock, reggae… lo petaron, simplemente. Y pensar que hasta un día antes del concierto no tenía claro si ir o no… no quiero pensar cómo sonará esta máquina musical bien engrasada, aunque el aire de pura espontaneidad que tuvo el concierto de anoche es siempre una alegría para el aficionado. La gente que sabe tocar tan bien como Moffett, Jordan, Watts y Liberski es capaz de impactar en el terreno donde tantos naufragan, de hacer que pasen grandes cosas sobre un escenario cuando ni ellos mismos tienen muy claro lo que va a suceder. NeTTwork son tan buenos que pueden permitirse la anarquía.
Una pequeña muestra de lo que puede hacer esta banda:
Y una gran muestra del nivel de Moffett como instrumentista: