La pregunta no es si Jorge Fernández-Díaz, nefasto ministro, debe dimitir, sino por qué no le han dimitido ya. Entre los muchos defectos de este personaje está el de mentir fatal, incluso en sede parlamentaria. Aunque en algo no mintió: recibió en su ministerio al delincuente Rodrigo Rato porque era su deber. Cierto: cuando alguien que sabe tanto sobre los chanchullos de tu partido (participó en todos), y que podría hundir sus perspectivas electorales si le diera por cantar ante la prensa, dice que quiere verte, tu deber como alto dirigente de un partido corrupto hasta el tuétano es recibirle, e intentar comprar su silencio. Que es justo lo que Fernández-Díaz ha hecho.