Ayer visité por primera vez ese lugar al que unas mentes muy imaginativas han dado en llamar Centre Cultural del Born. Reconozco que iba con ciertos reparos, no fuera a ser que saliera del lugar henchido de fervor patriótico o dispuesto a hacer el ridículo sobre una tarima mientras me desmontan el chiringuito financiero. No ocurrió nada de eso y pude disfrutar de una actuación musical de nivel, la que ofrecieron el guitarrista Pedro Javier González y el contrabajista Horacio Fumero. El concierto se celebró en la Sala Moragues, lugar tan anodino e impersonal que invita más al hastío que al divertimento.
Gracias a los músicos, hastío no hubo ninguno. González y Fumero, dos viejos conocidos, dialogan sobre el escenario con inspiración, buen gusto y mucha complicidad. Su arte abarca diversos estilos: empezaron por alegrías, continuaron versionando a uno de los grupos más interesantes del panorama flamenco contemporáneo (UHF), y se ganaron del todo a la audiencia con los aires árabes de Sidi Brahim, sin duda una de las mejores canciones de González. También se escucharon dos composiciones de Fumero, cuyos títulos (algo frecuente en el músico argentino) tienen nombre de distintas aves. Otro de los puntos álgidos de la velada fue la versión que el guitarrista barcelonés hizo de La leyenda del tiempo, el mítico tema de Camarón. Aunque lo suyo viene de más lejos, las comparaciones entre la música que hacen González y Fumero con la que contiene esa pequeña joya que grabaron Pepe Habichuela (de quien pronto hablaremos por aquí) y Dave Holland (Hands) son inevitables, y nada odiosas para estos dos barceloneses, uno de nacimiento y el otro de adopción, que para culminar su gran concierto dejaron una versión llena de arte de El corazón al Sur, de Eladia Blázquez. Lo dicho, mucho nivel.
En el Jamboree, al son de un temazo de Paco de Lucía:
Corazón al Sur: