THE LIFE OF DAVID GALE. 2002. 125´. Color.
Dirección: Alan Parker; Guión: Charles Randolph; Dirección de fotografía: Michael Seresin; Montaje: Gerry Hambling; Música: Alex Parker y Jake Parker; Dirección artística: Steve Arnold y Jennifer Williams; Diseño de producción: Geoffrey Kirkland; Producción: Alan Parker y Nicolas Cage, para Universal Pictures (EE.UU.)
Intérpretes: Kevin Spacey (David Gale); Kate Winslet (Bitsey Bloom); Laura Linney (Constance); Gabriel Mann (Zack); Matt Craven (Dusty); Leon Rippy (Belyeu); Rhona Mitra (Berlin); Melissa McCarthy (Nico); Elizabeth Gast (Sharon Gale); Jim Beaver, Chuck Cureau, Marco Perella, Michael Crabtree.
Sinopsis: David Gale es un catedrático de Filosofía y activista por la abolición de la pena de muerte. Su vida da un vuelco cuando una alumna le acusa de violación.
La última película de la irregular trayectoria de Alan Parker fue esta mezcla de thriller y film de denuncia que, como es costumbre en este director, creó polémica y dividió a crítica y público. Siendo un rendido admirador de las mejores obras de Parker, he de decir que La vida de David Gale no se encuentra entre ellas.
Sobre el papel, la película reunía todos los ingredientes para convertirse en una obra importante: director de alto nivel, excelentes intérpretes, historia potente, presupuesto holgado y técnicos de categoría. Sin embargo, La vida de David Gale, que tiene dos referentes claros en Pena de muerte y Ejecución inminente, acaba siendo inferior a ambas. Esto ocurre porque, planteándose el film como una denuncia contra la pena de muerte, en su segunda mitad se decanta por convertirse en un thriller al uso, por lo demás bastante artificioso. El efectismo del que siempre se acusa a Parker no suele molestarme (de hecho, en sus mejores obras ni siquiera lo considero un defecto), pero en la parte final de esta película me ha resultado excesivo. Para más inri, su discurso acaba por ser ambiguo, lo cual me parece bien en general, pero no tanto en un film planteado como denuncia.
David Gale podría ser uno de tantos tipos cuya vida se arruina por no ser capaz de guardarse el miembro en su sitio en una mala tarde. Puede sucederle incluso a tipos brillantes como él, que enseña Filosofía y se enfrenta al gobernador del Estado en debates televisivos sobre la pena capital. Y le sucede. En plena cuesta abajo, es acusado de la violación y asesinato de su más estrecha colaboradora en la asociación a través de la que intenta promover la abolición de las ejecuciones en el estado de Texas. La acusación termina en una condena a muerte. Pocos días antes de ser ejecutado, Gale convoca a una joven periodista para contarle su historia.
Además de las dos películas que he mencionado, La vida de David Gale tiene otro referente clarísimo: Más allá de la duda, de Fritz Lang, a la cual tampoco consigue igualar. Conste que Parker filma con su calidad característica y con un gran sentido del ritmo, que el montaje (obra de su habitual colaborador Gerry Hambling) es excelente, y que ya desde la primera escena uno tiene claro que esta película está dirigida por un típo que sabe filmar. La música (cosas de familia) es mejorable, sin llegar a convertirse en el problema que fue la de El expreso de medianoche. Aquí, el problema está en unos giros argumentales poco verosímiles en pos de un gancho comercial por el que se sacrifica la coherencia de una historia que, sin esos elementos, ya daba mucho de sí.
En lo que sí se acertó de lleno es en la elección de la pareja protagonista, formada por dos de los mayores talentos interpretativos surgidos en las últimas décadas: Kevin Spacey y Kate Winslet. El trabajo de ambos está a la altura de su talento, siendo ésta una de las últimas grandes actuaciones de Spacey en el cine, y una de las que confirmó a Winslet como una de las mejores actrices dramáticas del firmamento hollywoodiense, algo que ya era evidente desde Criaturas celestiales. Del resto del reparto, me convence una Laura Linney que otras veces me resulta cargante, y justo es destacar la volcánica sensualidad de Rhona Mitra. El resto del elenco, simplemente correcto.
La vida de David Gale es, en cierto modo, un film fallido. No porque ofrezca poco, sino porque prometía más. Con todo, es de destacar que afronta con valentía la cuestión de la pena de muerte, que posee valores cinematográficos muy destacables, y que está muy lejos de aburrir. Lástima de su apuesta por el thriller, que tratándose de esta clase de historia, ni era la más adecuada, ni está resuelta con suficiente credibilidad.