LORD JIM. 1965. 154´. Color.
Dirección: Richard Brooks; Guión: Richard Brooks, basado en la novela de Joseph Conrad; Dirección de fotografía: Freddie Young; Montaje: Alan Osbiston; Música: Bronislau Kaper; Diseño de producción: Geoffrey Drake; Dirección artística: Ernest Archer y Bill Hutchinson; Producción: Richard Brooks, para Columbia Pictures (EE.UU.- Reino Unido)
Intérpretes: Peter O´Toole (Lord Jim); James Mason (Capitán Brown); Curd Jürgens (Cornelius); Eli Wallach (El General); Jack Hawkins (Marlow); Paul Lukas (Stein); Daliah Lavi (La joven); Akim Tamiroff (Schomberg); Ichizo Itami (Waris); Tatsuo Saito (Du-Ramin); Jack McGowran (Robinson); Andrew Keir (Brierly); Eric Young (Malay); Noel Purcell (Capitán Chester); Walter Gotell (Capitán del Patna); Christian Marquand (Oficial francés); Rafiq Anwar, John Richardson.
Sinopsis: Jim, un joven oficial de la Marina británica, huye de su barco, junto al resto de la tripulación, en mitad de una tormenta, dejando abandonados a cientos de musulmanes que viajan hasta La Meca. A partir de ese momento, su acto de cobardía no dejará de torturarle.
Richard Brooks, prestigioso director y guionista, nunca rehuyó el reto de llevar a la gran pantalla textos literarios de compleja adaptación. Lo hizo, por ejemplo, con Los hermanos Karamazov, sin que su reputación se resintiera tras tan difícil empresa, y dobló la apuesta con Lord Jim, una de las más conocidas novelas de Joseph Conrad. Como ocurre siempre en estas situaciones, muchos lectores entusiastas de la novela quedaron decepcionados con su adaptación cinematográfica. Por lo que a mí respecta, no he leído el libro, ni otra obra de Conrad que no sea El corazón de las tinieblas, pero he de decir que Lord Jim me parece una gran película.
Todo en esta obra gira alrededor de la cuestión del honor, o más bien de su pérdida. Jim da su palabra al líder de los peregrinos musulmanes de que no les dejarán abandonados pero, vencido por el miedo, al final lo hace. La única justificación posible para su acto de cobardía desaparece al descubrirse que los peregrinos lograron sobrevivir. A partir de ese momento, Jim no dejará de odiarse a sí mismo. Lo hará confesando su deshonor y soportando el escarnio público derivado del consiguiente juicio. Más tarde, pondrá océanos de distancia entre su persona y su reputación, aceptará los empleos más degradantes y suplicará una oportunidad para redimirse. Ésta le llega, en el Sudeste asiático, a través de un hombre de negocios, Stein, que se convertirá en una especie de figura paterna para Jim. Él se encargará de llevar un cargamento de armas a un pueblo que vive subyugado bajo la tiranía de El General. El éxito de la empresa hará que Jim se convierta en un héroe para los nativos, pero el aroma del oro, que atrae a criminales de diversa calaña, le obligará a enfrentarse otra vez consigo mismo y con su pasada vergüenza.
En muchas cosas, Lord Jim recuerda a algunos de los grandes espectáculos que en aquellos años encumbraron a David Lean. En primer lugar, por el protagonismo de Peter O´Toole, pero también por la excepcional fotografía de Freddie Young que, si ya es majestuosa en el resto de la película, en la escena inicial (la de la tormenta) y en la del nebuloso encuentro entre Jim y Brown alcanza unos niveles de perfección a la altura de lo hecho en Lawrence de Arabia. La música de Bronislau Kaper representa asimismo uno de sus mejores trabajos para el cine y, en general, la película tiene todos los ingredientes de un gran espectáculo: hay mucha acción, un protagonista complejo, unos malvados de mucho nivel (El General, Brown y Cornelius son personajes de alto calado), frases lapidarias muy de Conrad (la mayoría en boca de Jim y del oficial francés que testifica en su juicio), escenarios exóticos… todo lo que se necesita para que las dos horas y media de metraje se hagan cortas. Se intenta, y se consigue, que la película sea mucho más que una superproducción de aventuras coloniales.
El protagonista absoluto es Peter O´Toole, que está perfecto encarnando a un personaje muy exigente en lo físico y en lo gestual. Pocos como él en su mejor momento supieron dar vida a héroes de psique complicada. Además, el plantel de secundarios es espectacular. Qué decir de James Mason, que aparece sólo en la parte final de la película pero la engrandece como sólo puede hacerlo uno de los mejores actores de todos los tiempos. O de Eli Wallach, que está impresionante en un papel que viene a ser el Kurtz del Sudeste asiático. Curd Jürgens no les va a la zaga interpretando a un alcohólico sin principios. Son dignas de subrayarse las impagables intervenciones de Jack Hawkins, Paul Lukas y Akim Tamiroff, que elevan el nivel de un reparto superlativo. A Daliah Lavi le toca encarnar el único papel femenino de cierta relevancia, y cumple, aunque su química con O´Toole es mejorable.
No es la novela, pero para eso ya está… la novela, que prometo leer en el futuro. Esto es cine, y del bueno. Puede que Lord Jim no sea la mejor película de Richard Brooks, pero eso, lejos de desmerecerla, lo que hace es otorgar valor a otras de sus obras mayores. Tampoco es David Lean, pero se le acerca bastante. Film infravalorado de un director que también lo es.