ANOTHER YEAR. 2010. 126´. Color.
Dirección: Mike Leigh; Guión: Mike Leigh; Dirección de fotografía: Dick Pope; Montaje: Jon Gregory; Música: Gary Yershon; Diseño de producción: Simon Beresford; Dirección artística: Andrew Rothschild; Producción: Georgina Lowe, para Thin Man Films-Film 4-Untitled 09 (Reino Unido).
Intérpretes: Jim Broadbent (Tom); Ruth Sheen (Gerri); Lesley Manville (Mary); Oliver Maltman (Joe); Peter Wight (Ken); David Bradley (Ron); Karina Fernández (Katie); Martin Savage (Carl); Michele Austin, Phil Davis, Imelda Staunton, Stuart McQuarrie, Eileen Davies, David Hobbs.
Sinopsis: Tom y Gerri son un feliz matrimonio británico de clase media y edad madura. La película es una crónica de las cosas que les suceden durante un año cualquiera de sus vidas.
Paso a paso, el director británico Mike Leigh se ha ido labrando una sólida reputación entre la más selecta audiencia internacional. Sus películas, siempre escritas por él, son presencia obligada en los mejores festivales, de los que no suele irse de vacío. Another year es una pieza paradigmática de su estilo, pausado e intimista, en el que el objeto de estudio son las clases medias y populares inglesas, no de un modo centrado en lo político, a la manera de Ken Loach, sino desde una vertiente mucho más centrada en la vida interior de los personajes.
Another year es un drama realista que gustará a los entusiastas de la obra de Chéjov, pues su estilo recuerda al del celebérrimo dramaturgo ruso. Dividida en cuatro partes, que coinciden con las estaciones del año, la película se centra en el matrimonio que forman un geólogo y una asistenta social. Cercanos ya a la tercera edad, ambos cónyuges son personas joviales, bondadosas y hospitalarias. Tienen un hijo al que le cuesta encontrar pareja, y unos cuantos amigos en plena crisis de la mediana edad. Aunque más de uno puede pensar que una película sobre un matrimonio feliz pertenece al género de la ciencia-ficción, lo cierto es que el tono es cien por cien costumbrista, sin estridencias, pero también sin recursos fáciles. Leigh, cineasta que gusta de dar libertad a sus actores para improvisar, logra con ello una frescura que el espectador percibe y que sirve para hacer más visible el mundo interior de los personajes.
Si bien gran parte de la película está filmada en interiores, es de destacar el modo, sutil y preciso, en que la cámara capta las diferencias entre estaciones, casi siempre desde el huerto cultivado por la pareja que forman Tom y Gerri (el film ya hace alusión al chiste fácil). que viene a ser el vivo retrato de esa gente normal de la que siempre se habla, pero no se encuentra en ninguna parte, la clase de padres, suegros, vecinos o amigos que todo el mundo querría tener y pocos merecen. Más allá del matrimonio, el personaje más importante es Mary, compañera de trabajo de Gerri y amiga de la pareja protagonista. Quienes hayan visto Secretos y mentiras, una de las obras mayores de Leigh, no podrán dejar de reparar en las semejanzas entre esta mujer y la que interpretaba Brenda Blethyn en aquella película. Con ella, y también con Ken, el personaje masculino que más se le parece, el director puede hablarnos de eso que Sabina llama «hacerse mayor sin delicadeza». En el caso de Mary, se trata de un personaje incapaz de entender, y menos aún de asumir, que la raíz de su insatisfacción, de su íntima infelicidad (que sale a la luz en cuanto Joe, el hijo de la pareja y su amor platónico, aparece con novia formal), está en ella misma. Vivimos rodeados de gente así, que persigue la felicidad como el Coyote al Correcaminos pero, como él, nunca logra atraparla. Y no es que, como creen, esté en otra parte. Simplemente, está en otras personas. Leigh retrata todo ello con precisión quirúrgica y un envidiable don para la psicología (el final, de hecho, es una pura, y muy bellamente cinematográfica, manera de ilustrar esto que digo). De hecho, todo en la película está hecho con mimo, con extremo cuidado, como una valiosa pieza de porcelana. Esto el espectador, incluso aquel que no va al cine a que le expliquen vidas que vienen a ser como la suya y por casualidad vea esta película, lo nota, para muy bien.
Ya he aludido a una de las mayores virtudes de Mike Leigh como realizador: la dirección de actores. Siempre he creído que, si éstos son buenos, debe concedérseles libertad para crear a sus personajes más allá de lo que dice el guión. Leigh es un devoto practicante de esta teoría, y en Another year los resultados son excelentes: intérpretes reconocidos a nivel mundial, como Jim Broadbent, habituales del director como Peter Wight, Oliver Maltman, Ruth Sheen o Lesley Manville (queda claro que Leigh escribió a sus protagonistas femeninas pensando en ellas), o veteranos ilustres como David Bradley, están magníficos. Que sepan aprovechar el espacio que se les ofrece sin caer en la sobreactuación (ni siquiera lo hace Manville, cuyo personaje es el que más se presta a ello) es un gran mérito de todo el reparto.
Another year es una pequeña joya, un bello trabajo de orfebrería que, por su sensibilidad, su agudeza perceptiva y su autenticidad merece figurar entre las películas más destacadas, no sólo de Mike Leigh, sino de la última década de cine europeo.