300. 2006. 115´. Color.
Dirección: Zack Snyder; Guión: Kurt Johnstad, Michael Gordon y Zack Snyder, basado en el cómic de Frank Miller y Lynn Varley; Dirección de fotografía: Larry Fong; Montaje: William Hoy; Música: Tyler Bates; Diseño de producción: James D. Bissell; Dirección artística: Isabelle Guay, Nicolas Lepage y Jean Pierre Paquet; Producción: Jeffrey Silver, Bernie Goldmann, Gianni Nunnari y Marc Canton, para Virtual Studios-Legendary Pictures- Warner Bros. (EE.UU.)
Intérpretes: Gerard Butler (Leónidas); Lena Headey (Reina Gorgo); Dominic West (Theron); David Wenham (Dilios); Vincent Regan (Capitán); Michael Fassbender (Stelios); Tom Wisdom (Astinos); Andrew Pleavin (Daxos); Andrew Tiernan (Efialtes); Rodrigo Santoro (Jerjes); Giovanni Cimmino, Stephen McHattie, Kelly Craig, Tim Connolly, Peter Mensah, Michael Sinelnikoff, Greg Kramer, Alex Ivanovici.
Sinopsis: Los persas se disponen a invadir Grecia. Leónidas, rey de los espartanos, decide hacerles frente en el angosto paso de las Termópilas.
Después de su prometedor debut con Amanecer de los muertos, Zack Snyder consiguió un clamoroso éxito con la adaptación de 300, el cómic de Frank Miller que recrea, a su particular manera, la batalla de las Termópilas. Quienes han leído la novela gráfica afirman que la película es una traslación casi literal de ella, con lo que nadie puede acusar a Snyder de traicionar su fuente literaria. En todo caso, lo que queda claro es que Snyder es un magnífico adaptador de cómics.
Vaya por delante que 300 no es mi tipo de película. Ni soy, salvo honrosas excepciones, demasiado comiquero, ni los blockbusters de acción o superhéroes suelen provocarme mucho entusiasmo, ni la épica construida a base de efectos digitales me motiva especialmente. No obstante, y a excepción de una escena puntual que encuentro mejorable (la del lobo, en concreto), me parece difícil de negar que 300 es una película muy bien hecha, que habrá entusiasmado a quienes no compartan mi escepticismo respecto a lo que en ella se ofrece: gran espectáculo, batallas y testosterona por doquier, y un número de palabras bastante limitado, pero muy solemne. Si nos ponemos puntillosos, podría decirse que si se extrae una lectura política del film, el tinte sería derechista en grado sumo, pero no creo que sea cuestión, de la misma manera que no creo que nadie que encienda la televisión para ver Spartacus lo haga esperando reflexiones sobre la existencia o disertaciones sobre la literatura grecolatina. Aquí la cosa va de heroísmo, el de un pueblo que vive para la guerra frente a un enemigo muy superior en número que planea la invasión de Grecia.
Zack Snyder es un virtuoso de la imagen, y 300 deja algunas de gran impacto, en especial en las escenas de batalla nocturna. Se utiliza con profusión la cámara lenta, y el montaje es adrenalínico a tope. Conste, eso sí, que la incredulidad de un servidor se extiende a la épica de las victorias morales, que en el fondo no dejan de ser derrotas en toda la regla por mucho que, como aquí, se nos vistan de seda. La historia en sí no da para mucho, y el desarrollo o la evolución de los personajes es del todo inexistente. No es ese tipo de película, de acuerdo, pero tampoco hubiera estado mal un guión a la altura del fastuoso espectáculo visual que se nos ofrece. Hay mucho más músculo que cerebro, y eso no es bueno. Más de una vez, a uno le queda la sensación de que 300 no deja de ser la versión XXL del videoclip que Manowar siempre soñó grabar, y creo que la cosa podría haber dado más de sí.
En cuanto al reparto, se compone básicamente de un ramillete de tipos hercúleos, que imagino provocarán pensamientos la mar de obscenos entre el público femenino heterosexual y el masculino homosexual, pero que a mí no me producen ni frío ni calor, al no pertenecer a ninguno de esos colectivos. De acuerdo en que en esa apolínea legión hay algunos buenos actores, incluso uno excelente, Michael Fassbender, aunque su lugar en la historia del cine no vendrá determinado por la interpretación que hace aquí. Todo es tan unidimensional en cuanto al guión y a la construcción de personajes que el trabajo de los actores no puede dejar de resentirse. Quizá el personaje más rico sea el que interpreta Lena Headey, aunque su modo de hacerlo tampoco me entusiasma. Ah, y a Gerard Butler me resulta complicado considerarlo un actor.
Pues, eso, entretenimiento de lujo, pero vacío. Para mí, lo mejor de 300, además de su envoltorio, es que facilitó el camino a Zack Snyder para dirigir una obra maestra llamada Watchmen.