DEMOCRACIA. 2013.11´. Color.
Dirección: Borja Cobeaga; Guión: Alberto González Vázquez; Dirección de fotografía: Jon D. Domínguez; Montaje: Borja Cobeaga; Música: Aránzazu Calleja; Producción: Borja Cobeaga, Alberto González Vázquez y Nahikari Ipiña, para Sayaka Producciones Audiovisuales (España)
Intérpretes: Óscar Ladoire (Gerente); Luis Bermejo (Andrés Maroto); Nacho Marraco, Alejandro Tejerías, Raquel Guerrero, Iván Andretxe, José María Fuentetaja, Derrick Álvarez.
Sinopsis: El gerente de una empresa decide que, ya que desde la fundación nadie ha dejado su puesto por voluntad propia, despido o fallecimiento, un entierro unirá mucho más a los empleados. Decide hacer un sorteo para decidir quién morirá.
Años después de su exitoso debut en la dirección de largometrajes (con Pagafantas), y poco antes de convertirse en uno de los hombres de moda en el cine español gracias a su labor de coguionista de Ocho apellidos vascos, Borja Cobeaga volvió a dirigir un cortometraje, Democracia, premiado en varios festivales del género.
La idea original es de Alberto González Vázquez, y en ella radica buena parte de la gracia de este corto, que se inicia con el final de un diálogo entre el gerente de una empresa y uno de sus empleados. Acto seguido la acción se traslada a la sala de juntas de la sociedad, en la que se dan cita todos los trabajadores. Andrés Maroto, el empleado que hablaba al inicio con el gerente, comprueba, con una mezcla de pasmo e indignación, la facilidad con la que todos asumen la idea de que uno de ellos ha de morir para afianzar los vínculos del resto. Para más inri, si en lugar de por sorteo el futuro cadáver es escogido por votación popular, es él quien tiene todos los números para ser elegido. Al final, se nos ofrece el principio de la charla entre Maroto y el gerente, y ahí se desvelan las claves de la obra, con moraleja incluida.
Aunque Cobeaga se permite alguna virguería al mostrar lo que ocurre en la sala de juntas, la puesta en escena se consagra al servicio de la historia, ingeniosa y con un marcado tono macabro. Es de destacar cómo se muestra la naturalidad con la que solemos recibir el esperpento cuando éste viene de las alturas. El espíritu de la esclavitud, lo llamaba Pío Baroja.
Al frente del reparto se sitúa un rostro muy conocido del cine español, el de Óscar Ladoire. Él y Luis Bermejo interpretan los dos únicos papeles de verdadera relevancia, y ambos actúan con eficacia. El resto cumple las funciones de coro anónimo, como corresponde a la historia.
Interesante cortometraje de un cineasta con futuro. Si Borja Cobeaga conserva el saber hacer y mantiene su mala uva, habrá que estar atento a sus próximos proyectos como director.