Sí, tú, que te las das de listo, debes saber que no eres más que un tonto útil. Tú, que te crees honrado, piensa que tal vez lo seas porque no puedes ser otra cosa. Tú, que querrías ser famoso, no olvides que tu anonimato es la armadura que evita que los jodevidas de cada día se acuerden de ti. Tú, que te supones libre, sé consciente de que las religiones y los países se han creado para que no lo seas; tú, que nadas en la rutina, debes saber que los listos, los famosos y los libres lo son a tu costa, y a la de millones de seres como tú. Y ellos, por la espalda o en nuestra propia cara, nos llaman pringados.