KICK-ASS. 2010. 117´. Color.
Dirección: Matthew Vaughn; Guión: Jane Goldman y Matthew Vaughn, basado en el cómic de Mark Millar y John Romita, Jr.; Dirección de fotografía: Ben Davis; Montaje: Pietro Scalia, Eddie Hamilton y Jon Harris; Música: Henry Jackman, Ilan Eshkeri, John Murphy y Marius DeVries; Diseño de producción: Russell De Rozario; Dirección artística: John King (Supervisor) ; Producción: David Reid, Kris Tykhier, Jane Goldman, Brad Pitt, Tarquin Pack, Adam Bohling y Matthew Vaughn, para Marv Films-Plan B (EE.UU.)
Intérpretes: Aaron Johnson (Dave Lizewski/Kick-Ass); Mark Strong (Frank D´Amico); Chloë Grace Moretz (Hit-Girl); Nicolas Cage (Big Daddy); Lyndsy Fonseca (Katie); Christopher Mintz-Plasse (Chris D´Amico/Red Mist); Evan Peters (Todd); Michael Rispoli (Big Joe); Clark Duke (Marty); Garrett M Brown (Mr. Lizewski); Xander Berkeley (Detective Gigante); Omari Hardwick (Sargento Williams); Stu Riley, Yancy Butler, Elizabeth McGovern, Sophie Wu, Deborah Twiss, Corey Johnson, Kenneth Simmons, Anthony Desio, Randall Batinkoff, Dexter Fletcher, Katrena Rochell.
Sinopsis: Un adolescente, harto de no destacar en nada, decide convertirse en superhéroe, pese a no tener superpoderes ni nada que se le parezca.
El director Matthew Vaughn demostró su habilidad comercial con Kick Ass, adaptación de un exitoso cómic que, vaya por delante, no he leído. La versión cinematográfica tuvo una buena respuesta en taquilla, hecho que generó la realización de una secuela, en la que Vaughn figura como productor.
Novelas gráficas al margen, el primer nombre que le viene a uno a la mente al ver Kick Ass es el de Quentin Tarantino: la película de Vaughn tiene la misma vocación de entretenimiento adrenalínico y desinhibido, la misma violencia extrema y estilizada y el mismo humor socarrón de la primera parte de Kill Bill. Lo que no posee en ningún momento es la profundidad de la segunda parte de aquella película. Kick Ass es un film para adolescentes, gamberro y frenético, que sólo flaquea en su última fase porque parece empezar a tomarse a sí mismo en serio, y por cierto empacho de lucha coreografiada.
He de decir que compro la premisa de la que parte la película: creo que todos querríamos ser superhéroes o, como mínimo, poder recurrir a alguno cuando las cosas vienen mal dadas y los villanos nos acechan. Creo también que la adolescencia es la época en la que se lucha contra un anonimato que a casi todos nos llega con el tiempo. Dave Lizewski, un muchacho ya instalado en el universo de quienes no destacan, no ha necesitado llegar a la edad adulta para comprender esto, pues ya en su juventud es invisible para casi todo el resto del mundo. Por ello, decide convertirse en un superhéroe más bien ridículo, que se ve mezclado en la lucha entre un poderoso criminal y unos enmascarados con deseos de venganza.
Kick Ass me parece una película tan fácil de ver como de olvidar: su espídico ritmo, sus ingeniosas soluciones visuales y su saludable dosis de gamberrismo hacen que sus casi dos horas de metraje pasen muy deprisa. El reverso de ello es que la película no deja poso alguno, que es tan entretenida y virtuosa como insustancial. Más allá de la gracia que pueda hacer ver al típico pardillo de instituto vivir apasionantes aventuras y conseguir todo lo que desea en la vida (a cambio, eso sí, de recibir una importante somanta de hostias), o a una niña de once años convertida en una verdadera máquina de matar, que nadie busque otra cosa, porque no la hay. Repito, de hecho, que es cuando la película se convierte en un film de superhéroes al uso cuando los engranajes comienzan a chirriar y la pura acumulación de acción y violencia produce cierta saturación. En lo técnico, eso sí, Kick Ass funciona a un nivel muy alto. La música es, como la película, machacona, efectiva e intrascendente.
En el reparto, empezaré por destacar a los adultos. Mark Strong es un malvado potente, y Nicolas Cage, fanático de los cómics, ofrece una buena interpretación. Los verdaderos protagonistas, los jóvenes, no creo que pasen a la historia del cine por esto, pero hay que reconocer la gracia con la que Chloë Grace Moretz da vida a la versión infantil de La Novia, y que Aaron Johnson resulta un pardillo muy convincente. Christopher Mintz-Plasse, mejor enmascarado, y Lyndsy Fonseca no aporta gran cosa al personaje más tópico de la función.
Dicho ha quedado: entretenimiento apabullante, sin pretensiones y dirigido de forma clara al público adolescente. Los demás, puede que encuentren que Kick Ass es un producto tan bien empaquetado como hueco.